Por primera vez en tres días, la cubierta de los barcos de rescate o el frío suelo del muelle ya no sirven de cama para los inmigrantes. El momentáneo descenso en la llegada de pateras, menos de 200 personas desde el lunes, ha permitido ir descongestionando la red asistencial y que los rescatados, entre ellos mujeres y niños, puedan pasar a uno de los recintos temporales habilitados de urgencia en el litoral gaditano para iniciar el proceso de identificación policial y quedar a continuación bajo tutela de las oenegés. Pero la ilusión es temporal, porque la cruda realidad indica que todavía 1.500 personas continúan en la zona, y eso que estamos solo al principio del mes de agosto, uno de los meses con mayor afluencia de llegadas, por lo que la presión podría aumentar de nuevo en las próximas semanas

Las entidades sociales y las administraciones esperan que no se repitan las escenas más duras: inmigrantes hacinados en la pequeña cubierta del buque de rescate María Zambrano, con lonas azules para cobijarse del sol y con los trabajadores de Salvamento Marítimo improvisando sobre la marcha para darles comida o buscar urinarios públicos para 200 personas que en algunos casos llevaban a bordo más de dos días, comprometiendo incluso la estabilidad de la embarcación. Ahora, al ser inferior el volumen de entradas y mantenerse el de salidas, el tapón empieza a disolverse. En jornadas anteriores se registraron medias de 300 personas diarias. Ayer fueron rescatadas 71 personas en dos pateras trasladadas a Motril (Granada); el martes se contabilizaron 96 inmigrantes en todo el litoral andaluz, y el lunes, 26.

LIGERO ALIVIO / El descenso de llegadas da un pequeño respiro a los voluntarios y trabajadores agotados del trasiego imparable de las últimas semanas, y que en muchos casos llevan días sin descansar o doblando turnos. Desde los polideportivos de Algeciras y San Roque salieron el martes por la tarde 200 personas en dirección a Córdoba, donde en calidad de «ciudadanos libres», según recordó Cruz Roja -al no poder ser identificados simplemente se les abre un expediente por infracción de la ley de extranjería- pasarán unos días hasta que puedan llegar a su destino. Generalmente ciudades del norte de España y el centro de Europa, donde creen que tendrán más oportunidades laborales y cuentan con amigos o familiares con los que instalarse.

El hueco es ocupado de inmediato por quienes ya han pasado por dependencias policiales. Desde la subdelegación del Gobierno en Cádiz explican que la prioridad era «recolocar» a los inmigrantes para que no hubiera nadie en el puerto o en la calle. Al polideportivo que la Policía Nacional montó en Algeciras para agilizar los trámites de identificación se suma ya una nave en San Roque, con la que el Gobierno central espera que puedan realizarse así unas 400 identificaciones diarias, aunque los sindicatos policiales dudan de que se pueda alcanzar ese ritmo con una plantilla agotada e insuficiente. Mientras ese momento llega, un millar de inmigrantes esperaban ayer aún a pasar a disposición policial, mientras que los otros 500 que ya habían superado ese trámite iban llegando al centro temporal que se ha montado en Chiclana de la Frontera bajo gestión de Cruz Roja.

FOTO EN ALGECIRAS / El descenso de pateras coincide justo con la visita de Albert Rivera (Cs) y Pablo Casado (PP), los dirigentes políticos que más han endurecido en estos días su discurso contra la inmigración. Este último insistía de nuevo en el efecto llamada provocado con las políticas «buenistas» de Pedro Sánchez al acoger el pasado junio al barco Aquarius y fomentar el «papeles para todos». Parte de ese menor flujo de llegadas se debe en buena parte a la meteorología, ya que el viento de Levante empieza a soplar con fuerza y disuade la salida de muchas de estas embarcaciones. Algunas fuentes expertas en inmigración miran además a Marruecos y al mimo con el que responsables políticos e institucionales han tratado a las autoridades del país vecino en los últimos días, alabando su papel en los rescates y recordando que también sufren en primera persona la presión migratoria. Un trato que suele motivar un mayor refuerzo de sus fronteras.

No es casual que las últimas crisis migratorias similares siempre amainaran tras algún compromiso diplomático entre la UE y el país vecino, que hace valer su papel de guardián de la frontera sur en África relajando o no los controles migratorios. Marruecos acaba de cerrar con Europa un nuevo tratado de pesca, que no solo supone millonarios ingresos para sus arcas públicas, sino que además aplica de manera ambigua la sentencia que obliga a reconocer las aguas del Sáhara occidental como de soberanía no marroquí. Además, según adelantaba ayer el diario El País, considera un agravio comparativo el trato que recibe de la UE en relación a Turquía, y ha trasladado su malestar con el retraso y los escasos fondos europeos que recibe para el control migratorio.

Pocas horas después, la UE anunciaba el desbloqueo de 55 millones de euros para temas de inmigración, la mitad de los cuales irán destinados a «paliar las circunstancias que se está produciendo en Marruecos» en materia de acogida y asistencia, según detalló el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell. El presidente de la Comisión Europea, Juncker, avalaba este compromiso en sus redes sociales señalando públicamente que España y Marruecos «pueden tener la certeza de que cuentan con todo el apoyo de la Comisión para responder de manera efectiva al aumento de la presión migratoria» en el Mediterráneo occidental.