Relacionado con el crimen organizado, reincidente, meticuloso, de aspecto deportista y de apariencia más juvenil de la edad que en realidad tiene, el pederasta llamado Antonio Ortiz, vecino del barrio madrileño de Ciudad Lineal, y detenido este miércoles en Santander, tenía un amplio historial delictivo, una condena de cárcel en los 90 por abusar de una menor de 6 años. Era "un auténtico depredador". Además, el arrestado actuaba de una forma planificada y milimetrada que hasta ahora no se había visto en España.

Según ha explicado el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, las formas de este delincuente no son las "habituales" de este tipo de personas en territorio nacional. Los investigadores aseguran que podría "haber ido más allá" en caso de haber cometido un nuevo secuestro.

Su descripción física responde a un varón español, de 42 años, aunque de apariencia más joven. Según ha detallado el ministro, tiene un físico atlético, de alguien que practica culturismo.

Lavaba a las víctimas

Tiene un "elevado conocimiento" de la forma de actuar de la Policía (ya fue condenado a la cárcel, tiene conexiones con el crimen organizado), por eso actuaba de manera muy meticulosa: abusaba de las víctimas en coches (se dedica a la compra-venta de automóviles), en varios pisos (él vivía en Madrid, pero utilizaba pisos vacíos de su familia para agredir a las niñas), y en descampados. Tras forzar a las víctimas, las duchaba para borrar sus huellas. Y usaba narcóticos para que no se le resistieran y no pudieran recordar bien qué les había pasado.

Era un pederasta 'no preferencial', es decir, elegía al azar a las víctimas. Eso sí, las buscaba en parques o zonas peatonales con tiendas de golosinas cercanas y, sobre todo, donde no hubiera cámaras de seguridad. Pero todas esas precauciones de nada le han servido al final.