Un grupo de científicos daneses han desarrollado una pequeña planta que cambia de color, del verde al rojo, cuando sus raíces detectan explosivos enterrados. La Cruz Roja y diversas ONG que luchan por limpiar los millones de minas antipersona dispersas por todo el mundo consideran el descubrimiento como una revolucionaria idea. Según la Cruz Roja, el hallazgo puede ayudar en la difícil búsqueda de los 100 millones de minas explosivas que acechan a inocentes en campos de más de 75 países de todo el mundo.

El nombre de la variedad es arabidopsis , pero en Dinamarca es más conocida como gasemad (comida de ocas), y en España como mata de la mostaza. Se trata de una pequeña planta del tipo de las herbáceas que crece de forma indiscriminada en muchos lugares del mundo. Pero, tras haber sido manipulada genéticamente, se ha conseguido que las hojas cambien de color cuando las raíces detectan el dióxido de nitrógeno que emite el material explosivo.

LAS PRUEBAS La empresa danesa de biotecnología Aresa, en colaboración con la Universidad de Copenhague, ha tardado tres años en culminar la investigación. Aunque todavía no ha sido probada en un auténtico campo de minas, los experimentos que hasta ahora se han realizado en los invernaderos del centro de investigaciones científicas de Risö y Copenhague, demuestran que la planta reacciona ante la presencia del gas emitido por las minas enterradas y adquiere un tono rojo.

"Hemos conseguido que cambie de color en contacto con ínfimas cantidades de explosivos, pero todavía falta desarrollar el ejemplar definitivo", dijo Simon stergaard, doctor en Biotecnología y director de Aresa. "Ahora sólo es cuestión de tiempo, de realizar más pruebas y recursos, antes de llegar a la meta" manifestó por su parte el doctor stergaard al diario danés Politiken.

EN MENOS DE DOS MESES La planta se puede sembrar sobre los campos de minas como si fuera un cereal y, para evitar las críticas de los grupos ecologistas sobre la manipulación genética, los científicos se han asegurado de que la planta no pueda reproducirse ni extenderse.

Tras la siembra, la planta tarda en alcanzar la madurez entre cuatro y ocho semanas y puede crecer en la mayoría de los climas. Los múltiples conflictos bélicos hacen que cada año se coloquen al menos 2,5 millones de nuevas minas y sólo se desmonten alrededor de 100.000. Estos explosivos son la causa de que, anualmente, entre 15.000 y 20.000 personas, civiles casi en su totalidad, mueran o queden inválidas de por vida en el mundo.