Cuando la Guardia Civil inició las investigaciones de la desaparición del niño de 8 años Gabriel Cruz se topó con una limitación desoladora. En el registro del Ministerio del Interior no figuraba ninguna cámara a menos de 13 kilómetros del punto de la desaparición. Hasta que una patrulla dio con tres cámaras situadas a poco más de dos kilómetros pero en un punto estratégico: la ruta más discreta para acceder a la zona donde apareció la camiseta del pequeño.

Los agentes se dirigieron al titular de los aparatos de videovigilancia, el propietario de los hoteles Cala Grande y Cala Chica, que no puso ningún obstáculo para entregar los discos duros. Estos almacenaban grabaciones anteriores incluso al día de la desaparición, según han confirmado fuentes de los establecimientos. La cámara clave está situada en la entrada del primero, en la esquina de un pequeño estanque, y su perspectiva se extiende por uno de las calles que llevan a la ruta de la depuradora.

Aunque por el ángulo de visión no sería fácil descifrar las matrículas, más difícil lo tenían aún los investigadores de la desaparición de Diana Quer y un laboratorio especializado dio con una prueba clave al identificar el vehículo por detalles externos que parecían insignificantes.

La cámara podría detectar los vehículos que pasaron por allí poco después de la desaparición. Si es verdad que lo llevaron al entorno de la depuradora es muy probable que pasara por allí, porque la otra ruta pasa por el centro de Las Negras y está expuesta a las miradas de toda la población.

También podría revelar qué vehículos pasaron desde el momento en que terminó el rastreo de la mañana del sábado en la zona de la camiseta y el momento en que fue hallada.

Si una furgoneta blanca fue la que se llevó a Gabriel, como se ha deducido a partir de los testimonios de dos vecinos, sería aún más reveladora la presencia de un vehículo de las características descritas por ellos.

El visionado de las grabaciones de otras cámaras, situadas en la más lejana barriada de Campohermoso y en la autopista A-7, no dio ningún resultado. Ni siquiera aparecía ninguno de los vehículos en los que podría haber viajado el acosador de Patricia Ramírez, la madre del niño.

Diego, actualmente en la cárcel por haber quebrantado dos veces la orden de alejamiento de la persona con la que estaba obsesionado, fue visto por dos testigos en la terraza de su casa de Antas a las 16.30 leyendo en voz alta un libro. Para llegar ahí en 45 minutos desde el momento de la desaparición (las 15.45), tenía que haber circulado a gran velocidad pero necesariamente por la A-7. Con cualquier otra ruta sería imposible.

La Guardia Civil ha estado este sábado volviendo a tomar declaración a todos los vecinos de Hortichuelas. Tanto los que vieron la furgoneta como los que oyeron un portazo a la hora de la desaparición. Todos los que permiten reconstruir todo lo que ocurrió en ese momento.

Presunto secuestro frustrado

Las circunstancias fueron casi idénticas a un presunto intento de secuestro que fue denunciado en las proximidades de Jerez el 5 de marzo. El 3 de marzo, según la denuncia que presentó el padre a la Guardia Civil, dos hombres que viajaban en una furgoneta Citröen Berlingo o similar intentaron llevarse a un niño de ocho años que estaba acompañado de un amigo de juegos, sin lograrlo.