La presidenta del Colegio de Médicos de Aragón, Concha Ferrer, reconoce que en la institución están "alarmadísimos" por las agresiones que sufren los facultativos y que, advierte, no son los mecanismos que deben usarse para suplir los fallos del sistema.

Desde el pasado mes de junio los médicos aragoneses han comunicado al órgano colegiado cinco agresiones y tres han derivado en denuncia, una el día 24 del mes pasado cuando una médica fue retenida y amenazada en una atención domiciliaria.

Así lo señala Ferrer en una entrevista a Efe en la que aborda las relaciones del órgano colegial con el Ejecutivo, la necesidad de reforma de la Atención Primaria, la feminización de la profesión, la necesidad de establecer mecanismos para garantizar la asistencia en los puntos a los que no quieren ir los especialistas y de alcanzar un pacto por la Sanidad.

Cuestiones que ante todo requieren, resalta Ferrer, planificación para adelantarse a los cambios en la profesión, conocer las necesidades de personal, las previsiones de jubilación o el número de médicas en edad fértil.

Y es que, reconoce, el "caos" que afecta a la Atención Primaria es uno de los principales motivos de las agresiones cuando, incide, "no son mecanismos para suplir fallos" de un sistema en el que no existe la libre elección de facultativo y además están "desbordados" porque no se suplen las vacaciones o tienen que hacer frente a problemas como el generado recientemente por la retirada de un fármaco contra la hipertensión por problemas en su elaboración, entre otros.

Según Ferrer, suelen ser "palabras más altas" a las que se ha enfrentado en general la mayor parte de los profesionales y que en ocasiones "han pasado a más", si bien no hay estadísticas "porque no se recogen los datos".

Por eso insiste en la necesidad de que los afectados lo comuniquen en el colegio porque así se puede estudiar dónde y qué factores las producen y quiénes son los agresores, ya que en ocasiones "son reincidentes", y así poder modificarlo.

"Lo que no puede ser es que en la consulta pase primero el alborotador. Es la medida que adoptan todos los profesionales y es lo que no puede ser", zanja Ferrer.

Uno de los aspectos que a su juicio hay que abordar de forma "urgentísima" es la Atención Primaria, porque "en este momento no cumple los objetivos y expectativas del siglo XXI", con una población y sociedad distinta a la de hace 40 años a la que el facultativo no puede dedicar tiempo suficiente y que cada vez está más lejos de los centros especializados y de los servicios jerarquizados.

Critica además que la implantación de las nuevas tecnologías tampoco está "rematada" ni en vigor porque la receta electrónica funciona en Primaria pero no en el especialista, la historia clínica tampoco está informatizada y tampoco están conectados los servicios autonómicos.

"Hoy en día es fundamental" porque la comunicación verbal es "imposible" debido al elevado número de pacientes, pero también apunta que hay que aprovechar los cambios para utilizarlos en la buena dirección y que esas nuevas tecnologías no suplan las relaciones de confianza, empatía o comunicación entre el médico y el paciente.

No obstante, cree que los fallos en el sistema están motivados por la falta de planificación, consecuencia, según su opinión, de los "vaivenes políticos", de ahí que reclame un Pacto estatal por la Sanidad en el que la salud y la protección del paciente se pongan por delante de la política y las ideologías, y cita el ejemplo del País Vasco, que cuenta con un sistema consolidado y directrices con pocas variaciones.

Aunque "quizás escaso de prácticas", Ferrer destaca asimismo el buen nivel de formación médica que existe en España, de ahí que los profesionales sean tan valorados en el extranjero o que elijan para trabajar comunidades autónomas con un mejor reconocimiento de la carrera profesional, de nuevo como el País Vasco, La Rioja o Navarra.

El problema viene, según Ferrer, cuando hay que recurrir a profesionales de fuera, fundamentalmente de Latinoamérica por el idioma, pero donde la formación no está reglada, para atender plazas de especialistas donde es difícil cubrirlas, primero porque hay una "mala distribución de los especialistas", pero también por falta de incentivos.

Y es que, denuncia, "no se puede estar 30 años sin convocar un concurso oposición" o un concurso de traslados como en Educación. "Hay que dar esa opción" o "crear expectativas de que el que va puede regresar, si no, no va a querer ir nadie", advierte.

Lo que no le preocupa a Concha Ferrer es el alto nivel de feminización del sector, de en torno al 70 %, que relaciona con las características de la profesión, pero también porque los mecanismos de selección son los de los mejores expedientes, algo que a su juicio debería servir para el desempeño de cualquier cargo. "Si tienen capacidad de liderar da igual que se llame Juan o Ana".

Sin embargo, sí opina que "hay que ir por delante" de lo que va a suponer esa feminización en materia de conciliación o de bajas maternales, para que no vaya en detrimento de la posibilidad de tener familia ni de la profesión y que es algo que, de nuevo, se consigue con planificación, que también vale en el caso de prever las jubilaciones para evitar alargar la edad en ejercicio.

"Hay que mirar a otros países o comunidades autónomas porque los problemas son los mismos", señala Ferrer, quien concluye además que en un sistema sanitario que "hace aguas por todos los lados" lo que hay que hacer es invertir en lo básico: Atención Primaria, pacientes, enfermedades y su tratamiento y prevención.