Los transeúntes que ayer paseaban por Santiago pudieron comprobar lo chocante que resulta verse manchado por una sustancia negra. La plataforma Nunca Máis repartió octavillas que, al cogerlas, dejaban las manos manchadas de tinta. "Es una manera rotunda de recordar la tragedia del Prestige: que la gente sienta en sus dedos lo que Galicia sintió en sus costas", dijo el diseñador Sebastián Alós, uno de los responsables de la iniciativa.

Ayer se cumplían ya dos años de la crisis desencadenada por el petrolero griego y muchas de las reivindicaciones que entonces se hicieron hoy continúan siendo un proyecto y no una realidad. Nunca Máis organizó una manifestación que se convirtió en algo más que un eco de aquella que el 2 de diciembre del 2002 movilizó a cientos de miles de gallegos.

Ausencia de los populares

BNG y PSOE estuvieron presentes, aunque éste último con la significativa ausencia de su líder, Emilio Pérez Touriño. No acudió ningún representante del PP, que continúa resentido contra los que protestaron contra la gestión de la catástrofe. De hecho, el consejero de Pesca, Emilio López Veiga, aseguró ayer que "lo que no puede pasar nunca más es lo que propició Nunca Máis".

La manifestación reclamó una solución para el fuel recogido, que aún no ha sido reciclado, y protección para que en el futuro un accidente similar no tenga consecuencias tan nefastas.

El fuel del pecio del Prestige ha sido recuperado en parte, aunque quedan casi un millar de toneladas sobre las que se preveía emplear biorremediación, una operación que no se completó por el mal tiempo. En tierra hay más de 70.000 toneladas de residuos que no se han reciclado aún ante las discrepancias entre la Xunta y el Gobierno central sobre quién tiene que adelantar el dinero.

Paralelamente, el Gobierno ha desarrollado planes, algunos de ellos ya heredados del anterior Ejecutivo, para mejorar la lucha contra la contaminación, pero muy pocos han entrado en vigor. El dispositivo de separación de tráfico marítimo de Finisterre funciona desde el 1 de junio pero, en la práctica, no es operativo, ya que los radares de los centros de control gallegos aún no son capaces de realizar la cobertura a larga distancia. También se preparan nuevos medios materiales para luchar contra la contaminación que empezarán a funcionar en el 2005 y el 2006. Entre ellos, se incluye la construcción de varios buques anticontaminación y remolcadores, aunque ninguno de ellos tiene la potencia de los que se subcontrataron a Holanda y China. Lo que sí ha aumentado es el material básico para la lucha contra la contaminación.

Situación normal

Una lucha que en Galicia aún continúa, porque dos años después el fuel sigue ensuciando algunas playas. Aunque tanto la Xunta como el Gobierno central califican de "normal" la situación en la costa gallega, el Ministerio de Medio Ambiente reconoce que aún permanece un grupo de cuarenta personas en la Costa da Morte que recogen decenas de kilos de fuel cada día.

La pesca no parece muy afectada por los vertidos, aunque hay datos contradictorios. El Gobierno de Fraga asegura que las capturas han aumentado por el parón biológico que supuso la crisis mientras algunas asociaciones de pescadores dicen que han descendido un 30%.

Lejos de estas disputas, el juez de Corcubión continúa estudiando un caso que podría tardar años en dirimirse. Permanecen imputados el capitán del petrolero, Apostolos Mangouras, que espera una sentencia en Barcelona en libertad provisional, y el director general de la Marina Mercante, José Luis López- Sors. En el ámbito civil, España presentó una denuncia en un Tribunal de Nueva York contra la empresa clasificadora del Prestige , American Bureau of Shipping, a la que piden mil millones de dólares.