Dos meses antes de su agresión en los Sanfermines, cuatro de los cinco miembros de La manada abusaron de otra joven y lo grabaron en dos vídeos. Un juez de Pozoblanco (Córdoba) está a punto de concluir la investigación sobre ese ataque. Fuentes del caso confirmaron que los miembros de La manada se enfrentarán, de nuevo, a un posible delito de abusos sexuales, pero esta vez en su grado más leve, el que se castiga con un máximo de tres años de cárcel. «No hubo penetración a la chica, de forma que se aplicará el artículo 181 del Código Penal, donde se castigan los abusos sin violencia, sin intimidación y sin consentimiento», explican.

El primer ataque de La manada se conoció gracias a la denuncia de la joven de quien abusaron durant los Sanfermines en el verano de 2016. En el teléfono de uno de los agresores, la policía foral encontró un vídeo de 46 segundos de duración donde se observa a una joven de 21 años sentada en la parte de atrás de un coche, entre dos de los hombres de La manada. Delante conduce el guardia civil, Antonio Manuel Guerrero, mientras José Ángel Prenda graba con su móvil desde el asiento del copiloto. Otro grabación similar ocupa 27 segundos de vídeo.

«ESTADO DE INCONSCIENCIA»

El informe de la policía navarra recoge que la joven está «en aparente estado de inconsciencia» y es objeto en la grabación de «reiterados tocamientos en su zona mamaria, y besos en sus boca, sin que reaccione a las actividades de índole sexual de los investigados, los cuales se ríen y gesticulan». Al final del vídeo se escuchan risas y dos frases: «Esto es Pozoblanco y esto es La manada».

Tras ver el vídeo, los agentes se pusieron en contacto con la joven. Ella denunció entonces a los cuatro hombres y explicó lo que había ocurrido aquel 1 de mayo de 2016. «Fui con dos amigos a Torrecampo, a la zona de las casetas de feria hacia las tres de la mañana», declaró. Después de pasar un rato bebiendo y bailando, conoció a un joven sevillano que estaba con otros hombres, entre ellos un guardia civil que trabajaba en su pueblo y al que ella conocía de vista.

Afirma que «tonteó» con el joven sevillano y que hacia las siete de la mañana este le ofreció llevarla en coche hasta su pueblo. A partir de ahí, no recuerda qué sucedió. Asegura que se subió de copiloto en el coche en el que solo estaba el conductor, Alfonso Cabezuelo, el militar de La manada, pero que cuando se despertó ella estaba desnuda en la parte de atrás. «Entonces, él me pidió que le hiciera una felación y yo me negué. Me golpeó en la cara un par de veces y luego en el brazo. Me empujó y me echó del coche mientras me gritaba: puta», denunció la joven. La víctima no recuerda ninguna grabación de vídeo, ni siquiera ver a los otros tres miembros de La manada dentro del coche. Las imágenes los muestran riendo, abriéndole la ropa y abusando de ella, que parece inconsciente y no mueve ni un músculo. El informe de la policía concluye que los vídeos fueron grabados en el trayecto entre Torrecampo y Pozoblanco, unos 20 kilómetros por la carretera A-435.

ANÁLISIS DE DROGAS

Las investigaciones no han permitido descubrir si a la joven la drogaron con alguna sustancia, según fuentes del caso, porque los análisis y muestras de pelo se le tomaron muy tarde. El sumario incluye que ella dio una muestra de su cabello el 27 de septiembre de 2016, casi cinco meses después de sufrir los abusos.

Tras ser agredida y abandonada en la calle, la joven habló con cuatro personas, uno de ellos policía municipal de su pueblo, a los que pidió ayuda y consejo. Luego, decidió no denunciar el caso. Pero sí que se hizo una fotografía con los moratones que tenía en su cuerpo y que ahora figura en el sumario del primer ataque de La manada.

La víctima, que ahora tiene 23 años, se fue de su pueblo poco después de que se conociera lo que le ocurrió. Personas de su entorno aseguran que ahora vive y trabaja en un sitio de la costa andaluza, donde se siente más tranquila: «Allí nadie sabe lo que pasó, nadie le pregunta, la juzga ni la señala». Aunque desde que se emitió la sentencia de Pamplona ha vuelto a revivir todo. Estas mismas fuentes aseguran que la chica «tenía esperanza de que la condena fuera mayor, aunque estaba preparada para todo» y confía en que, «con su caso, se haga justicia». La instrucción está a punto de concluir y cuatro de los cinco de La Manada volverán a sentarse en el banquillo.