La pequeña Smart 1, la primera nave europea con destino a la Luna, tiene previsto iniciar esta noche su inserción en órbita después de un viaje que ha durado la friolera de 13 meses, una barbaridad teniendo en cuenta que las misiones Apollo cubrieron el trayecto en sólo cuatro días hace más de 30 años.

Por supuesto, la lentitud no ha obedecido a un problema de propulsión, sino todo lo contrario: la sonda ha ensayado un revolucionario motor para futuros viajes que consiste justamente en mantener una pequeña y constante aceleración con poco consumo. Smart 1 empezó a paso de tortuga, pero ahora ya va embalada a 10.000 km/h.

OPERATIVIDAD PARA ENERO La sonda alcanzará esta noche su primer perilunio o punto de máximo acercamiento al satélite. Liberada de la influencia terrestre, se dejará atrapar por la ligera gravedad lunar y en los próximos días completará su inserción en órbita. Los responsables de la Agencia Europea del Espacio (ESA) confían en que la nave empiece a ser operativa desde un punto de vista científico --es decir, que empiece a suministrar información interesante-- en enero.

Lanzada a bordo de un Ariane 5 en septiembre del 2003, Smart 1 ha seguido una ruta aparentemente extraña. En lugar de trazar una línea recta (la distancia que separa a la Tierra de la Luna ronda los 380.000 kilómetros), ha volado en espiral aprovechando el impulso terrestre. Una vez alcance su posición definitiva, Smart 1 tendrá una órbita elíptica con una distancia mínima a la Luna de 299 kilómetros.

En cualquier caso, el primer objetivo de la misión era comprobar el funcionamiento del nuevo motor, llamado de propulsión iónica, que hasta ahora sólo había ensayado la sonda de la NASA Deep Space 1, en 1998. Y el resultado ha sido un éxito.

El sistema de propulsión consiste en ionizar un gas, concretamente xenón, con la energía obtenida por los paneles solares exteriores. Luego se hacen pasar los iones resultantes por un campo eléctrico que los repulsa y los empuja en dirección contraria. El empuje es escaso, inútil para maniobras bruscas, pero puede ser muy duradero --muchos años-- porque gasta poco combustible. En concreto, en la misión actual sólo se han empleado 60 kilos de xenón. La imaginaria nave Enterprise, de la película Star Treck, empleaba un sistema similar.

HASTA MERCURIO Smart 1 es, en definitiva, un ensayo para viajes más largos, "un programa de bajo coste para probar tecnologías de navegación", resume Bernard Foing, jefe científico de la ESA. La agencia espacial tiene en cartera otras dos sondas con propulsión iónica: Bepi-Colombo, que en el 2009 partirá con destino a Mercurio, y Solar Orbiter, con fecha aún por decidir.

Smart 1 --un pequeño cubo que mide 1,2 por 1,2 metros de lado, sin contar los paneles solares-- lleva también un completo instrumental para analizar la geología lunar y realizar, por otra parte, estudios de telecomunicaciones y telemetría, entre otros objetivos.

ESTUDIO DE MATERIALES Destaca, por ejemplo, la cámara Amie, en color de alta resolución y tamaño miniaturizado (sólo pesa 450 gramos), que puede funcionar en luz visible, infrarrojo y ultravioleta. Y también son muy interesantes los dos espectrómetros de a bordo, D-CIXS y Sir, el primero de los cuales ha sido desarrollado por el Rutherford Appleton Laboratory y la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC). Su objetivo es analizar la composición y los minerales de la superficie y trazar un mapa de distribución.