La aventura de los sapiens fuera de África empezó antes de lo que se creía y, de hecho, todo apunta a que experimentó más vaivenes de lo esperado. El análisis de dos fósiles que durante siglos permanecieron resguardados del tiempo en la cueva de Apidimia, en el sur de Grecia, ha demostrado la presencia de humanos modernos en el continente europeo hace 210.000 años. Esto supone que debemos empezar a relatar la odisea de nuestra especie unos 150.000 años antes de lo que sugerían los restos más antiguos hallados hasta la fecha.

Los resultados del estudio fueron publicados ayer en la revista científica Nature, revelan que la expansión del Homo sapiens en el continente euroasiático es una historia de intentos fallidos, complejas dispersiones, supervivencia tardía y mezcla de grupos humanos que ahora poco a poco está siendo reconstruida gracias a estas prehistóricas huellas.

RECONSTRUCCIÓN

Los protagonistas de este nuevo capítulo de la historia de los hombres modernos son dos fragmentos de cráneos, que en ambos casos han perdido la mandíbula, hallados a finales de la década de los 70. Los fósiles, bautizados como Apidima 1 y Apidima 2, demuestran la complejidad de las migraciones humanas. Su análisis mediante tomografías computerizadas permitió a los investigadores crear una reconstrucción morfológica de ambos. Apidima 1, el más antiguo y del que solo se conservan unos fragmentos, correspondería a un individuo que vivió hace 210.000 años y que presentaba una mezcla de rasgos de humanos modernos y primitivos. Apidima 2, en cambio, perteneció a un espécimen de rasgos neandertales que vivió hace más de 170.000 años. «Estos resultados sugieren que durante el Pleistoceno Medio tardío hubo dos grupos diferentes de humanos que estaban presentes en este lugar: una población temprana de Homo sapiens, seguida de una población de Homo neanderthalensis», comentaron los investigadores responsables de este nuevo hallazgo. El investigador Carlos Lorenzo, experto en Paleoecología humana, no vinculado a este nuevo hallazgo, se mostró cauto: «La investigación está hecha como se debe, pero los resultados son quizás algo atrevidos. El cráneo más completo ha sido identificado como neandertal, mientras que los otros fragmentos de fósil se han atribuido a un Homo sapiens. Si las pruebas posteriores confirman que esto es así, estaríamos ante un descubrimiento excepcional», argumentó.

Esta no es la primera vez que un fósil obliga a replantear la historia de las primeras aventuras de los sapiens fuera de África. A principios del año pasado, la revista Science se hizo eco del hallazgo de otro fósil de humano moderno en el yacimiento israelí de Misliya. En este caso se trataba de un fragmento de maxilar de entre 177.000 y 194.000 años que aún conservaba los dientes y que fue hallado junto a unas herramientas de piedra y vestigios de fauna. Ya entonces la cronología de la aventura de nuestros antepasados se tambaleaba.

El paleoantropólogo Eric Delson, investigador del Museo de Historia Natural de Nueva York, explica que la verdadera importancia de este hallazgo son las preguntas que deja sin contestar. En un artículo complementario publicado en News & Views, el experto se pregunta qué pasó cuando estas dos especies de homínidos, parientes de los humanos y unidos en la misma rama del árbol genealógico, se cruzaron en el sureste de Europa hace 200.000 años. Apidima 1 existió en un momento en el que los neandertales habitaban el continente y, tras esta breve incursión, el rastro de los sapiens en la zona desaparece. ¿Compitieron ambas especies por su supervivencia bajo el azote del clima glacial? ¿Es posible que estas poblaciones se fueran reemplazando una o más veces? Lorenzo añadió que la gran pregunta que todavía queda por resolver es si existen otras pruebas que confirmen que se trata de un Homo sapiens y no de un eslabón intermedio entre los neandertales y los humanos modernos.

Por ahora, todo lo que sabemos de esta historia son algunas pinceladas sobre el principio, cuando el Homo sapiens empezó a migrar del continente africano, y su final, cuando los humanos modernos reemplazaron definitivamente a los neandertales en Europa.