Después de una maratoniana luna de miel de un mes, Felipe y Letizia, que regresaron ayer por la tarde a Madrid, harán su primera aparición pública mañana, en la celebración oficial de la onomástica del Rey, sin necesidad de echar mano del corrector de ojeras. A pesar del jet lag y las horas de vuelo, no existe un cosmético capaz de superar el efecto lifting del sol del Pacífico. Hasta allí viajaron los Príncipes para poner punto final a un viaje de novios que empezaron en la austeridad castellana del parador de Cuenca y que remataron en el lujo exótico del Club Wayaka, en las islas Fiyi.

Según el diario Fiji Times , la pareja pasó una semana en el bungalow Vale O del complejo. La casa, una espectacular edificación con tejados de bambú y suelos de madera, es la residencia privada de los propietarios del Wayaka, David y Jill Gilmour.

También conocida como La casa de las nubes, los Gilmour alquilan su residencia y la isla privada en la que se encuentra por 5.375 euros por noche (895.000 pesetas). La finca está equipada, entre otras comodidades, con un campo de golf de nueve hoyos, una cancha de tenis y una piscina elevada con vistas al mar.

Tras la celebración del santo de Juan Carlos , los príncipes de Asturias viajarán a Roma para ser recibidos por el Papa. A su vuelta, tienen en la agenda un acto conjunto en Leyre (Navarra): la entrega del premio Príncipe de Viana y un homenaje a los reyes de Navarra.