Dos días después de la aparición de los cuerpos de sus hijos, los padres de los niños de la localidad valenciana de Godella comparecieron ayer ante el juez, que decretó prisión provisional comunicada sin fianza para el padre, acusado de dos delitos de asesinato, y mantuvo el internamiento de la madre en la unidad psiquiátrica del Hospital de Liria, al que fue trasladada el viernes para que se evaluara su situación mental.

Gabriel S., que pasó de investigado a detenido en la noche del jueves al viernes, fue conducido por la mañana al juzgado de Paterna que lleva el caso y tras varias horas de espera, ya que el juez tuvo que realizar una salida, se acogió a su derecho a no declarar. El titular del juzgado lo mandó a la cárcel sin posibilidad de eludirla por la gravedad de los hechos que se le imputan.

Los desvaríos de ambos durante los interrogatorios a los que fueron sometidos durante las doce horas en las que los agentes estuvieron buscando a sus hijos hizo pensar a los agentes que podían sufrir algún tipo de trastorno y estar bajo los efectos de las drogas.

EL TURNO DE LA MADRE

En principio, hoy será el turno de la madre, aunque en este caso, será el juez el que se desplace a tomarle declaración al centro en el que está ingresada desde el viernes, y al que a su vez llegó del Hospital La Fe, en el que pasó la noche del jueves.

Un primer informe forense, adelantado por el Levante, apunta a que la madre pudo sufrir un brote esquizofrénico en la noche en la que se sospecha que pudo matar a sus hijos. De hecho, al parecer llegó a asegurar al médico que le examinó que los mató «porque Dios me lo ordenó».

También trascendieron ya los primeros resultados de la autopsia que el viernes se realizó a los cuerpos de los menores y que confirmó la impresión que tuvieron los investigadores cuando sacaron los cuerpos de los menores de las fosas a las que les condujo la madre tras varios horas de interrogatorio. Los agentes observaron que ambos tenían marcas de golpes y la investigación confirmó que esa fue la causa de la muerte de ambos niños, que aparecieron enterrados en fosas separadas pero las dos muy cerca de la caseta en la que vivían.

La abuela de los niños llamó el pasado lunes a la policía preocupada por el estado de los menores, a los que los agentes vieron bien cuando acudieron a comprobarlo, e insistió en sus dudas en el Teléfono del menor que acordó con los Servicios Sociales iniciar un control coordinado de la situación.