El papa Francisco, en plena purga por los abusos y encubrimientos cometidos por el clero chileno, ha ordenado que se lleve a cabo un «proceso penal» contra representantes de la congregación de los Hermanos Maristas de este país. La información implica la apertura de un sumario ante la Congregación para la Doctrina de la Fe, el antiguo Santo Oficio vaticano.

La decisión de sentar en el banquillo a los acusados de abusos y encubrimiento en un organismo vaticano ha sido tomada directamente por el Papa y constituye una excepción a las reglas generales de la Iglesia católica, subrayó El Vaticano. «Se trata de una disposición extraordinaria, destinada a acoger con justicia los reclamos hechos», explicó a este diario el portavoz vaticano Alessandro Gisotti, dando a entender que algunas de las personas que serán juzgadas son laicos. Algo, esto último, muy insólito, pues en el Código Canónico no existe una norma clara que sancione a los laicos adscritos a centros de enseñanza religiosa.

La mano dura de Francisco se produce en medio de la tormenta de escándalos de abusos y acusaciones de encubrimiento que se han conocido en los últimos años y que en la actualidad están siendo investigandos también la Justicia chilena. En el caso de los Hermanos Maristas chilenos, la Fiscalía de Chile está analizando una treintena de denuncias.