El usuario que quiera adquirir algún tipo de servicio de conexión a internet --ADSL o tarifa plana-- no debe olvidar leer la letra pequeña del contrato. Cada vez son más las compañías que para captar nuevos clientes utilizan como señuelo suculentas ofertas que acarrean un sinfín de cláusulas que el usuario, en muchos casos, ignora --porque no ha sido informado o porque no ha leído las condiciones del contrato en su totalidad--.

Es importante saber, por ejemplo, que estas gangas (que incluyen una reducción de la cuota mensual durante los cuatro primeros meses, con tarifa de alta y módem gratis) llevan implícita la obligación de mantener el servicio activo al menos uno o dos años, según el proveedor. Si el usuario decide rescindir del contrato antes de que acabe este periodo, debe abonar un porcentaje de la tarifa adquirida durante los meses restantes, hasta que finalice el plazo mínimo. "Hay que amortizar el módem unos 100 euros" , explica un operador de Auna.

OIDOS SORDOS DE LAS COMPAÑIAS A veces dar de baja uno de estos servicios no pasa sólo por rascarse el bolsillo: "Algunos usuarios envían un burofax para solicitar la anulación del contrato, pero las compañías hacen oídos sordos y les siguen cobrando", explica Enric Aloy, responsable del área de Consumo de la Generalitat catalana. "Hay que informarse bien --añade--. La gente debe saber que durante la primera semana puede devolver el producto sin dar explicación alguna".

Aun así, son muchos los afectados que optan por enterrar el hacha de guerra. "Yo desisto. Me cobraron 36 euros de más y me he gastado el doble llamando a atención al cliente" , explica Mercedes González, una usuaria. No obstante, las organizaciones de consumidores recomiendan recurrir al asesoramiento de los gabinetes de defensa del consumidor, u optar por el sistema de arbitraje. Mediante este procedimiento, los representantes de las partes implicadas se reúnen con un portavoz del sector (que actúa a priori como elemento neutral) para intentar negociar la solución más conciliadora.

OFERTA NOVEDOSA Montserrat Arnau contrató en febrero del 2002 un pack con la compañía de cable Auna-Menta que incluía televisión, telefonía y banda ancha, atraída por la novedad de la oferta. Pero los efectos secundarios del ensayo no tardaron demasiado en aflorar. "Por más que lo intentamos, el ADSL nunca llegó a funcionar", explica. Al final, tras reclamar durante meses "sin éxito" que les subsanaran la avería, en septiembre de ese mismo año decidió darse definitivamente de baja.

"Fue una pesadilla. No me hicieron ni caso --relata-- y ahora, no sólo no me quieren devolver el importe que aboné por el ADSL, sino que además me reclaman 30 euros por las facturas de octubre y noviembre posteriores a la baja". Han pasado ya dos años y su combate con la multinacional persiste. En este tiempo, Arnau reconoce que ha caído en todos los rounds , pero se niega a tirar la toalla. "Me he gastado fortunas llamando a la compañía, me han incluido en todas las listas de morosos... Mi último recurso es una carta que pienso entregar personalmente al director general de Auna".