Un brote psicótico que le hizo perder la capacidad de razonar. Esa es la hipótesis que ayer consideraban más plausible los investigadores para explicar el comportamiento de Federico Nieto, el conductor kamikaze que acabó con la vida de un matrimonio tras circular 12 kilómetros en contradirección por la autovía Madrid-Irún.

La tesis se sustenta en su perfil psicológico. Federico se estaba medicando de una depresión, y en los periodos en los que no la tomaba caía en agudas crisis. "En momentos como ésos, el afectado puede perder por completo el sentido de la realidad y caer en el más absoluto desprecio por su propia vida y la de los demás", explicó ayer un experto.

Federico vivía a los 40 años con sus padres y sus dos hermanas en un lujoso piso de la urbanización del Soto de la Moraleja, una de las más selectas del área de Madrid. De su dolencia no sabían nada los vecinos ni la empleada del hogar.

"Buena persona"

"Era encantador y ni yo ni la familia nos explicamos lo que le ha pasado. Estamos muy apenados", lamentó ayer en declaraciones a este diario la asistenta latinoamericana, ataviada de riguroso uniforme. Otro vecino que lo conocía, también muy sorprendido, destacaba que era "muy buena persona".

Los investigadores han trazado un perfil como un hombre solitario y retraído, pero no huraño. Abstemio --sólo era adicto a la Coca-Cola-- y escrupuloso con sus deberes ciudadanos. Tampoco tenía antecedentes como infractor de tráfico.

Sus compañeros de la sucursal del BBVA en la terminal 1 del aeropuerto de Barajas, en la que trabajaba de cajero, conocían sus problemas aunque aseguran que "no afectaban para nada a su trabajo". La familia ha preferido hasta ahora no hacer declaraciones.

Sólo un dato, ya conocido el día anterior, sigue sin cuadrar: el homicida llevaba puesto el cinturón de seguridad, aunque quizá se debía a que no había decidido quitarse la vida cuando se subió al coche.

Mientras la familia lloraba su dolor en la intimidad, la de Fulgencio Soria y Mariví López, el matrimonio fallecido, celebró un funeral multitudinario en Espinosa de los Monteros. De esta población burgalesa, donde la familia de la esposa regenta una panadería, regresaba la familia a Madrid cuando su destino se topó con el kamikaze.

Los dos pequeños evolucionaban ayer favorablemente de sus heridas, mientras la Comunidad de Madrid anunció la concesión de la medalla al mérito ciudadano al camionero que los rescató.