El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cargó ayer con dureza contra la turismofobia. «Al turismo, hay que cuidarlo, mimarlo y tratarlo bien», afirmó ayer tras la reunión que mantuvo en el Palacio de Marivent, en Palma, con el rey Felipe VI. «No sé si hay que recibir al turismo con un cartel de bienvenido señor turista, pero lo que no se puede hacer es tratarlo a patadas; me parece un disparate», recalcó, en referencia también al conflicto en el aeropuerto de El Prat (más información en Página 21)

Tras criticar las campañas de «grupos de extrema izquierda» como Arran, vinculado a la CUP, o las juventudes de Sortu, el jefe del Ejecutivo planteó una dicotomía entre el turismo «y los puestos de trabajo que crea» y los «extremistas radicales que proliferan demasiado», por «poco tiempo», añadió, en este país. En esta línea, Rajoy recordó que el sector «emplea a algo más del 13% de la población, a más de 2,5 millones de españoles y representa más del 11% del PIB», cifra que supone casi un 20% (452.000 personas) en Cataluña. «Pido responsabilidad, sensatez y sentido común, hay que cuidar y apoyar el turismo, porque es uno de los sectores que más tira de la Economía», zanjó Rajoy.

El Gremio de Hoteles de Barcelona reclamó ayer a las administraciones que actúen de manera «muy contundente» contra los actos vandálicos vinculados a la turismofobia, un fenómeno cuya aparición relaciona con los pisos turísticos ilegales.

De hecho, ayer se celebró en el Ayuntamiento de Barcelona una reunión extraordinaria para trata este tema. PDeCAT, C’s y el PP cargaron contra el equipo de gobierno de Barcelona en Comú. Pero la alcaldesa, Ada Colau, no acudió y delegó en el alcalde accidental, Jaume Asens, quien dejó la comparecencia al concejal de Turismo, Agustí Colom, que ha asegurado que el ayuntamiento ha sido «contundente» en el rechazo de unos actos «inadmisibles». Tampoco asistió la CUP-Capgirem, que ampara las acciones de violencia llevadas a cabo.