Las anomalías en el desarrollo del pene de causa congénita, de fácil detección en la infancia o todavía mejor en la adolescencia, y las mutilaciones del órgano masculino provocadas por un cáncer o un accidente, se han beneficiado de la normalización quirúrgica de las técnicas que reconstruyen esa importante zona corporal. Urólogos y cirujanos plásticos de los hospitales de San Pablo y de la Fundación Puigvert, de Barcelona, han introducido en su rutina asistencial la reconstrucción y el alargamiento de penes para los que hace apenas cinco años no existía una solución quirúrgica que no fuera experimental. Niños que nacen sin pene --afectados por afalia--, con él oculto entre la grasa del abdomen o claramente curvado, o adolescentes que, completado su desarrollo fisiológico, constatan que disponen de un órgano equiparable a lo que los médicos denominan micropene, pueden recurrir ahora a la recomposición total de su aparato sexual, o a un alargamiento confortable, asegura Eduard Ruiz-Castañé, responsable del servicio de andrología de la Puigvert y artífice, junto con el cirujano plástico Jaume Masià, del San Pablo, de esta innovadora cirugía.

"Si se trata de una afalia que se detecta en la infancia, lo conveniente es operar al niño antes de que alcance la adolescencia --indica Ruiz--. La ausencia congénita de pene, o tener un micropene, pueden causar traumas psicológicos importantes". En los adultos, esa ausencia suele ser consecuencia de un cáncer de pene o de sus inmediaciones, que exige amputación total. Con frecuencia, la mutilación es consecuencia de un accidente laboral o de una contusión.

TEJIDO PROPIO La reconstrucción de pene se elabora con piel y tejido subcutáneo extirpado del antebrazo o del muslo del propio receptor. Al nuevo órgano se le dota de conducto uretral completo, dos nervios sensitivos, una arteria y dos venas. Esos conductos se unen posteriormente a la arteral femoral, la vena safena y los nervios que surgen de los testículos y las vesículas seminales. El receptor consigue sensibilidad y capacidad reproductora, aunque no le es posible alcanzar una erección.

El alargamiento de pene, explica el andrólogo, se sugiere a hombres que disponen de un órgano inferior a los nueve centímetros de largo, tamaño considerado imprescindible para mantener una relación sexual beneficiosa. Esa pequeñez puede detectarse en la adolescencia, aunque, asegura Ruiz-Castañé, consultan años más tarde. Entre la población española se considera que un pene es "normalO cuando mide 13 centímetros, con un margen de dos".