Bajo la investigación de los Mossos apodada Triniti ha quedado al descubierto una productora de pornografía infantil con unas cifras estremecedoras. Tras la detención de los tres principales implicados en esta trama de abusos a niños vulnerables en mayo del 2015, la Unidad Central de Delitos Informáticos examinó todas las imágenes y pudo acreditar abusos contra al menos 80 niños de entre 12 y 17 años. Estas grabaciones producidas en Cataluña han sido compradas por más de 300 clientes de todo el mundo, especialmente españoles y franceses. El archivo supera el millón de vídeos y fotografías, y se anunciaba en 28 dominios de internet.

Jean Luc A., un ciudadano francés residente en Cataluña, tenía junto a otro ciudadano francés y uno marroquí una productora de pornografía en Barcelona que grababa material para pedófilos. "Ellos ya eran pederastas", remarcan los Mossos. De hecho, Jean Luc también cumple condena por abusos contra ocho menores de 13 años.

Cogían a niños en riesgo de exclusión social, la mayoría bajo la tutela de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA). Españoles, marroquís y rumanos. Los engañaba pagándoles cantidades de dinero casi ridículas. Entre estos niños --siempre varones-- se corrió la voz de que había un hombre que daba dinero por prácticas sexuales. La situación de desamparo de los menores los captó sin dificultad.

La DGAIA detectó estas secuelas en algunos de los chicos. Sus profesionales lo denunciaron a los Mossos y así arrancó la investigación. Jean Luc llevaba años funcionando y, desde mayo del 2011, había dejado Barcelona para trasladarse a Tortosa. Desde allí, trabajaba con cuatro nuevos socios: dos de la Comunidad Valenciana (Valencia y Xàtiva), uno en el País Vasco (Barakaldo) y otro en Cataluña (Cubelles). Hay 24 víctimas en Valencia.

Captaban a los clientes a través de internet. Los datos confiscados permitirá ampliar la investigación a escala internacional para dar con algunos de estos 300 compradores. Muchas de las grabaciones de abusos se correspondían con viajes que hicieron a países como Sri-Lanka, Túnez, Camboya, Laos, Tailandia, Singapur, República Checa, Kenia, Francia, Java, Bali o Marruecos. El último paso que estaban a punto de dar era vender viajes a pederastas que incluían la posibilidad de mantener relaciones con niños que tenían controlados en Marruecos.