Hace sólo unas semanas el Cuerpo Nacional de Policía desmanteló una red que traficaba con anabolizantes, esteroides y hormonas (tres sustancias que aumentan la masa muscular). Entonces, detuvo a 21 personas. Ahora, en la segunda fase de la operación, ha conseguido arrestar a otras 126 en 31 ciudades. La mayoría son propietarios de gimnasios y tiendas de dietética donde se vendían los productos, según explicó ayer un portavoz de la Dirección General de la Policía (DGP).

La operación, en la que los agentes han inspeccionado más de cien gimnasios, se ha desarrollado en toda España. Sin embargo, Barcelona es la ciudad en la que se han efectuado más detenciones: 22. En Zaragoza hubo sólo una detención, que fue puesto en libertad tras ser puesto a disposición judicial.

Fuentes policiales explicaron que los cabecillas de la organización utilizaban internet para comprar las sustancias --efedrina, anabolizantes, esteroides y clenbuterol-- en Tailandia, Rusia, EEUU, México y Australia. Una vez en España, las manipulaban y las vendían. A veces, a través de internet y otras, de forma directa. En la mayoría de los casos falsificaban los componentes. Es decir, los introducían en frascos y cajas de otros productos legales y añadían prospectos fotocopiados de una sustancia que, en realidad, no tenía nada que ver con la que vendían.

La adulteración era de tal calibre que muchas de los componentes requisados están todavía siendo investigados por agentes del grupo de Policía Científica. Una vez manipuladas, las sustancias eran vendidas. Para ello, los responsables de la organización se ponían en contacto con intermediarios y éstos, a su vez, localizaban a propietarios de gimnasios y tiendas de dietética. Para estas personas era relativamente sencillo vender los productos entre clientes que buscaban progresos muy rápidos en su musculación. Las sustancias eran una auténtica bomba de relojería para el cuerpo. Fuentes de la investigación añadieron que algunos clientes fueron ingresados en hospitales. Varios de ellos sufrieron problemas cardiovasculares y subidas desproporcionadas del colesterol. Además, a otro le crecieron los pies y las manos. Esas mismas fuentes añadieron que algunos consumidores padecían vigorexia, un transtorno que hace que el paciente no perciba que sus músculos están suficientemente desarrollados.