Como sucede cada último fin de semana de octubre, los relojes deberán retrasarse una hora la próxima noche en cumplimiento de una directiva que afecta a toda la UE. Cuando las agujas lleguen a las tres de la madrugada (3.00 horas del domingo), pasarán a ser las dos (2.00). El cambio pretende aprovechar más la luz solar, lo que en España puede suponer un ahorro de hasta el 5% en el consumo, según Industria. La práctica de atrasar el reloj una hora en invierno y adelantarlo en verano se generalizó a partir de 1974 y se aplica como directiva desde 1981.