Los 52 pasajeros del barco ruso Akadémik Shokálskiy, que quedó atrapado en el hielo antártico el pasado 24 de diciembre, ya van camino de Australia. El helicóptero del rompehielos chino Xue Long (Dragón de Nieve) trasladó a un témpano de hielo al pasaje, formado por científicos, turistas y periodistas que a continuación fueron transportados en bote hacia el rompehielos australiano Aurora Australis que los llevará hacia Australia.

"Hemos logrado llegar al Aurora Australis sanos y salvos. ¡Enormes gracias a los chinos y @AusAntarctic por todo su duro trabajo", señaló el líder de la expedición, Chris Turney, en Twitter.

La tripulación rusa, compuesta por otras 22 personas, permanecerá en el Akadémik Shokálskiy hasta que el verano austral afloje el hielo que lo atrapa. El buque, que se encuentra a pocas millas náuticas de mar abierto, según Turney, zarpó el 27 de noviembre de la ciudad australiana de Hobart, en Tasmania, y dio la voz de alarma cuando se vio rodeado de un mar de hielo en la bahía de Commonwealth, unos 2.778 kilómetros al sur. El temporal les impedía regresar.

Utilizar el helicóptero fue la segunda opción de la operación de rescate, después de que otro rompehielos desistiera de remolcar al Akadémik Shokálskiy por el grosor del hielo, que alcanzaba tres metros en algunas zonas. El buque, que no presenta riesgo de hundimiento, tiene provisiones para una buena temporada, según las autoridades australianas encargadas del rescate.

La aeronave también tuvo que realizar varios intentos, el último en la madrugada del jueves, antes del asalto definitivo. Los pasajeros fueron trasladados en grupos de 12 hasta un islote de hielo y de ahí en barcazas hasta el rompehielos Aurora Australis.

La expedición del Akadémik Shokálskiy pretendía revivir la que hace un siglo emprendió el geólogo australiano Douglas Mawson para buscar el polo magnético del continente, con el objeto de comparar los datos geológicos obtenidos hace 100 años y estudiar los efectos del cambio climático en la zona.

La organización de turoperadores antárticos se había distanciado de los métodos de la expedición del barco ruso, acostumbrado a recibir turistas, según algunos periodistas que iban en el barco.

Los protagonistas de la travesía, bautizada como El espíritu de Mawson, no han sufrido, pese al percance, los rigores de su antecesor, que fue el único superviviente de un grupo de tres expedicionarios que murieron intoxicados tras comerse los perros que tiraban de sus trineos después de un accidente que les hizo perder sus provisiones. Los turistas --algunos de los cuales habían pagado desde 7.000 euros por pasaje por un viaje previsto de mes y medio-- han podido pasar el tiempo en el barco varado viendo películas, bailando salsa y colgando vídeos y fotos en las redes sociales. Mawson, abrigado con lanas y piel de foca, tuvo que recorrer solo 160 kilómetros en los hielos antárticos antes de ser rescatado.