Profesor de la Universidad de Valencia, Ricard Martínez ha trabajado siempre en temas de privacidad. Fue responsable del gabinete de estudios de la Agencia Española de Protección de Datos y ha participado en la elaboración de normas de protección de menores. Ahora preside la Asociación Profesional Española de Privacidad.

--¿Qué es lícito que nos controlen cuando visitamos una web?

--Tenemos que ser conscientes de que en internet no todo es gratis. Lo que no se paga con dinero, lo pagamos con nuestros datos. Lo que tenemos que exigir es transparencia.

--¿Cómo se comportan las redes sociales en el tratamiento de los datos que proporcionan sus usuarios?

--Hay que pedirles que cumplan las normas y que el proceso de registro sea transparente. No tengo por qué leerme 22 páginas para acceder a una red social pero quiero saber con claridad cómo van a tratar mis datos ya no solo los dueños de la red, sino los anunciantes o las aplicaciones de juegos que quizá están en un tercer país... La configuración de la privacidad de los perfiles ha de ser más fácil y no puede ser que por defecto esté abierta a todos los demás usuarios.

--Pero se insta a los usuarios a que cada vez compartan más cosas. Es el caso de los nuevos perfiles de Facebook.

--Sí, por eso. Pero han de valorar qué comparten y qué no. Y me repugna, especialmente en el caso de los menores, que se inste a la gente a publicar cosas que no son ciertas. Es horrible que una aplicación como Gossip o las páginas de informers basen su modelo de negocio en fomentar rumores. Y que muchos usuarios entiendan que eso es lícito.

--Hay asistentes virtuales que captan los intereses del usuario y cruzan sus datos on line...

--El principio de base en internet es que cualquier dato puede ser analizado. Y la información personal revela gustos pero también ideología, y esos son datos delicados. Todo lo que no es tratamiento neutral de la información es peligrosísimo. La dirección de correo electrónico puede revelar tu puesto e incluso tu sueldo. No nos cansamos de decir que en tecnología no se pueden poner puertas al campo, pero igual nos tendríamos que plantear si se las ponemos. De cómo protegemos nuestra información depende nuestra libertad.

--Además, lo que colguemos o digamos es nuestra reputación on line.

--Hasta no hace mucho, lo que presentábamos de nosotros era nuestro currículo, y ahí cada uno ponía lo que quería. Controlábamos la información que dábamos a los demás. Ahora tu biografía son los 10 primeros resultados en Google cuando buscan tu nombre. Tenemos que ser conscientes de que los primeros responsables de nuestra reputación en internet somos nosotros mismos. Lo que se pone en internet queda para siempre. Y hay que ser consciente.