Los muebles de Ikea causan más de un quebradero de cabeza a los amantes del bricolaje, pero ahora científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang (Singapur) han desarrollado un robot que se atreve con una silla del fabricante sueco de forma autónoma y sin interrupción.

Ocho minutos y 55 segundos es la marca que causará envidia a más de un aficionado a montar muebles, pues ese es el tiempo que tardó el ingenio en armar una silla del modelo Stefan, según un estudio que publica 'Science Robotics'.

El robot, dotado con una cámara de 3D y dos brazos robóticos equipados con pinzas para poder asir objetos, contó con la 'ayuda' de algoritmos codificados por el equipo de expertos.

Antes de empezar el montaje, el robot empleó 11 minutos y 21 segundos para trazar de forma independiente las rutas de movimiento que emplearía y tres segundos para localizar las piezas.

Aunque muchos amantes del hazlo tú mismo pueden creer que para un robot una silla de Ikea es una labor simple, el profesor asistente y miembro del equipo Francisco Suárez matizó que para un robot montar el mueble "con tanta precisión es más complejo de lo que parece".

"Esfuerzo de ingeniería"

Y es que la labor de ensamblar piezas, "que puede venir de forma natural en los humanos, tiene que ser desglosada en varios pasos", por ejemplo identificar donde están las diversas partes de la silla, la fuerza necesaria para agarrar las piezas y asegurarse de que los brazos robóticos se mueven sin chocar entre ellos.

Gracias a lo que calificó como un "considerable esfuerzo de ingeniería" los científicos desarrollaron los algoritmos que permitieron al robot dar los pasos necesarios para montar la silla por sí mismo.

Ahora quieren integrar más inteligencia artificial para que el robot sea más autónomo y pueda aprender los diferentes pasos de montaje de la silla a través de una demostración humana, leyendo el manual de instrucciones o, incluso, a partir de una imagen del producto ya terminado.

El robot empezó tomando fotografías 3D de las partes sobre el suelo para generar un mapa de las posición estimada en que debería ir cada pieza, replicando así, en la medida de lo posible, el desordenado panorama de listones, tuercas, tacos y tornillos cuando una persona desembala el mueble.

Los siguientes desafíos fueron desarrollar algoritmos para que el robot desarrollara un plan de movimiento de sus dos brazos sin que se golpearan y que pudieran coger todo tipo de piezas, medir la fuerza para manipularlas y encajarlas en su emplazamiento preciso.

Como una persona

El robot está siendo utilizado para explorar la manipulación diestra, un área de la robótica que requiere un control preciso de las fuerzas y movimientos con los dedos o manos robóticas.

El equipo explicó que la forma en que habían construido el robot, desde la pinzas en paralelo hasta los sensores de fuerza en las muñecas, "todo estaba encaminado a que la manipulara objetos de la manera más parecida a la que lo haría una persona".

Ahora que el robot ha demostrado su destreza con las sillas de Ikea, el equipo cree que "podrá ser de gran valor para realizar tareas específicas de precisión en industrias con tareas variadas, pero que no requieren de máquinas o líneas de montaje especializadas.