Todo está preparado en el hospital Carlos III de Madrid para que en las próximas horas Teresa Romero abandone el aislamiento de los últimos 15 días que le ha permitido ganar su batalla al ébola. La auxiliar de enfermería de 44 años abandonará la habitación número 8 de la sexta planta feliz, muy feliz. A diferencia de sus otros dos inquilinos, los misioneros Miguel Pajares y Manuel García Viejo, la paciente ha sobrevivido a un terrible virus que mata casi a la mitad de las personas a las que contagia.

Romero lo consiguió. El encargado de transmitirle la buena noticia fue el doctor Germán Ramírez, internista del hospital de La Paz, quien aireó a los cuatro vientos que la paciente le había confesado "hasta en tres ocasiones" que se contagió al haberse tocado la cara con un guante. La paciente se emocionó y lloró. Y para celebrarlo, tras 15 días desnuda en la cama para agilizar el trabajo de los sanitarios, estrenó un pijama con el anagrama del centro médico. "Estaba feliz con su pijama", explicaron fuentes hospitalarias.

AYUDA PSICOLÓGICA

La paciente despertó ayer sin la fiebre y la diarrea que el lunes contribuyeron a que sufriera un gran bajón anímico. El equipo médico que la atiende sabe que vendrán nuevos bajones. Por eso ayer volvió a entrar en la habitación de Romero una de las psicólogas que la está ayudando a prepararse para su particular regreso al mundo.

Romero se volvió a levantar de la cama, estuvo buena parte de la tarde sentada en su sillón, y bromeó con sus compañeros. Ya sabe que su aislamiento es solo cuestión de horas. A partir de hoy será trasladada a una habitación de la quinta planta, la misma en la que está su marido, Javier Limón, con el que volvió a hablar por teléfono.

A partir de ese momento el personal sanitario ya no entrará en su nueva habitación embozado en un traje de máxima seguridad, sino que solo llevará una bata, guantes y mascarilla. "Teresa ya no contagia y ella tiene que sentir esa seguridad", indicaron las mismas fuentes.

La euforia recorrió las habitaciones del hospital. De algunas estancias se escucharon gritos de alegría, "vivas" y aplausos. La buena noticia de la recuperación fue celebrada entre las personas que siguen en observación y que al no tener síntomas van recibiendo el alta y regresando a sus casas, poco a poco. A las cinco de la tarde, parte del equipo médico que ha curado a Romero compareció ante la prensa. "Nuestra paciente tiene una enorme fortaleza física y mental", aseguró el doctor José Ramón Arribas, jefe de la unidad de enfermedades infecciosas del Carlos III.