Las rupturas de pareja no siempre son algo que se pueda anticipar por ambos miembros de la pareja. En ocasiones, o no aparecen las señales o el otro miembro, el que tiene claro que la cosa no va a continuar, sabe cómo ocultarlo. En esos casos, cuando nada se anticipa, no podemos prepararnos ni mentalizarnos. Ocurre de la noche a la mañana y nos deja, ante todo, sin saber cómo reordenarlo en nuestra cabeza.

Antes de que empecemos a reformular el duelo, al igual que ocurre con la muerte de un ser querido, ya que ambos eventos suponen la pérdida de alguien, debemos aceptarlo. Si ha sido inesperado, esta aceptación tarda más en llegar y puede ocurrir que tardemos más de lo que nos gustaría en superarlo. Puede suponer altas dosis de estrés, tristeza, frustración y rabia. Una combinación de emociones negativas que complican aún más la situación.

Las rupturas y las pérdidas forman parte del ciclo natural de cualquier persona. No todo lo que empieza tiene que acabar, pero sí ocurre con más frecuencia de lo que creemos. Es algo que, por supuesto, afecta también a las relaciones y los matrimonios. Saber cómo gestionarlo, cómo aceptarlo y cómo salir de ahí, nos hará encontrarnos mejor en menos tiempo y poder continuar con nuestra vida.

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Todo lo negativo que nos ocurre en nuestra vida, esconde detrás lecciones y aprendizajes inevitables. El camino fácil y menos doloroso sería el poder aprender sin daños. Es lo que nos gustaría pero no siempre tenemos el poder de escoger. Con una ruptura inesperada pasa exactamente lo mismo. Llegados a ese momento, debemos pararnos a reflexionar, sin entrar en pensamientos obsesivos, para poder aprender todo lo que podamos, en el caso de que haya conclusiones que sacar. No se trata de buscar el lado positivo, porque en ese instante no lo hay, sino de hallar el sentido a partir de ahora.

Cuando la relación se ha roto y nos encontramos con otra vida de la noche a la mañana, hay una pérdida que aceptar y elaborar en nuestra cabeza. Es un camino complicado pero necesario. Con las siguientes pautas, ese camino puede hacerse menos arduo y alcanzar antes el posterior bienestar, aunque ahora nos parezca imposible:

1. El motivo

Lo que más nos preocupa es saber por qué la otra persona ha decidido dejarnos y no quiere estar con nosotros. Independientemente de las razones que hayamos recibido, si es que ha habido alguna, vamos a seguir buscando, sin estar nunca satisfechos. Lo que sí debemos saber es que cada persona tiene el derecho a escoger con quién está o con quién decide dejar de estar. Y para esto no son necesarias razones. Podemos empezar una relación, cambiar de opinión y terminarla.

2. La espera

Siempre esperamos que todo sea un sueño, que recapacite y vuelva. Sin embargo, la ruptura, independientemente de lo que pase en el futuro, ha ocurrido. Para intentar asimilarlo, debemos reordenar nuestra vida en base a esa ausencia. Nos cuesta guardar o tirar bienes materiales relacionados y dejamos todo sin tocar, como si aún estuviera. Aunque sea algo duro, tenemos que enfrentarnos a ese momento. Pasar página implica no dejar la mesa del salón intacta con sus cosas.

3. Las redes

Uno de los mayores errores es revisar constantemente las redes sociales donde está y el 'whatsApp'. Debemos tomar la decisión de dejar de hacerlo y, si nos cuesta, podemos bloquear sus perfiles. Puede ser algo consensuado, aunque no es necesario, partiendo de la premisa de que es por nuestro bien.

4. Esto también pasará

Nada de lo que vivimos es permanente. Todo evoluciona con el tiempo, puede acabar o romperse. Si la felicidad que hemos podido sentir se ha ido y ha llegado la tristeza, debemos ser conscientes de que a esa tristeza también le seguirán otras emociones. Y así está bien.

5. Busca apoyo

Si el proceso de aceptación o de duelo nos estará durando más de la cuenta o sentimos que se nos hace insoportable, lo mejor es buscar ayuda, tanto en nuestro círculo cercano, como una orientación profesional si fuera necesario.

Las rupturas son procesos dolorosos que se complican cuando son inesperadas. Sin embargo, son procesos que debemos vivir, aceptar y superar. No siempre es fácil pero siempre podemos hacerlo. Volver a nosotros mismos, escucharnos de nuevo o apoyarnos en los amigos nos hará el camino más fácil.