Los niños son las personas más sensibles a las rutinas. Estas determinan su nivel de satisfacción o su estado de ánimo en momentos puntuales o a lo largo de todo el día. Podemos observarlo cuando estamos fuera de nuestra casa y se retrasa la hora de dormir o comer cómo su estado de ánimo es más irritable. Y es que, solemos sobre todo fijarnos en los momentos en los que empeora, sin ser plenamente conscientes de que hay otros elementos que directamente les hacer estar mejor. La rutina que siguen en vacaciones, de hecho, hacen que tengan más energía y buen humor. De esta forma, habrá determinados elementos que nosotros podremos convertir en habituales para que su estado de ánimo mejore y se encuentren mejor cada día.

Las cosas que hacemos que giran en torno a nuestro sueño no solo determinan cómo dormimos, sino que podemos ver su influencia al día siguiente. Si esto no es puntual, sino que se convierte en rutina, ese estado de ánimo también se repetirá con mayor facilidad. Podemos aplicar nuevos hábitos cuando nos vamos a dormir y así ir sintiendo cómo nuestra sensación de bienestar aumenta. Esto podemos aplicarlo directamente a nuestros hijos y ver cómo desde el primer día se sienten mejor, lo que también repercutirá en nuestro estado de ánimo.

Hábitos para dormir

El estado de ánimo de un niño es muy sensible a todo cambio, ya que sienten que no tienen control sobre lo que les ocurre y tampoco llegan a entenderlo. Para que estén bien, necesitan una rutina que les haga ver que el mundo es seguro. Así sus emociones son más estables y tienden con mayor facilidad hacia el polo positivo. Las rutinas que aquí solemos establecer son sobre todo físicas, como la hora del baño o la comida, pero podemos caer en el error de añadir elementos de carácter psicológico. Esas rutinas, por tanto, pueden y deben ser también emocionales.

Los siguientes ejercicios para antes de dormir van a hacer que nuestros hijos vean cómo aumenta su bienestar y su fortaleza psicológica:

1. Agradecimiento

Este ejercicio nos ayuda a cambiar el foco de los aspectos negativos, aquellos con los que el cerebro tiene una mayor afinidad, hacia elementos positivos de nuestra vida. Consiste en hacer una lista mental con los pequeños de varios elementos, en este caso tres, por los se sientan agradecidos, como el hecho de haber estado de vacaciones, tener una casa o las pinturas que les regalamos el otro día.

2. Qué me gusta de mí

Esta rutina va dirigida a fortalecer la autoestima de los más pequeños. Podemos hacer una lista, también de tres elementos diarios, sobre aspectos físico y de personalidad que nos gusten de nosotros mismos. Hay que hacer hincapié siempre en lo positivo, dejando de lado las ocurrencias negativas que tengan.

3. Qué he hecho hoy

Para llevar a cabo este ejercicio, tenemos que hablar con nuestro hijo o con nuestra hija sobre las cosas que haya hecho durante el día. Es una rutina que nos ancla al presente y a la elaboración mental del día.

4. Qué me ha gustado del día

¿Qué es lo que más nos ha gustado del día? ¿Qué ha sido la cosa más increíble? Con este ejercicio cerramos la rutina y dejamos un buen sabor de boca a nuestros hijos.

Llevar a cabo rutinas antes de dormir, ya metidos en la cama, nos hace fortalecer los vínculos y poder tener un tiempo de calidad con los más pequeños. No siempre durante el día tenemos tiempo y podemos aprovechar en este momento. Los beneficios serán para todos y son hábitos muy fáciles de aplicar.

* Ángel Rull, psicólogo.