El debate sobre la “masificación” turística se ha instalado este verano en Euskadi. Los fortísimos incrementos en el número de visitantes registrados en los dos últimos años han provocado que muchos ciudadanos muestren su temor a que barrios enteros se conviertan en “parques temáticos” en poder de franquicias. Entre las principales quejas, la pérdida de identidad de las localidades turísticas y las dificultades de los residentes en estos municipios para aparcar o encontrar un piso de alquiler a precios razonables.

La localidad vasca donde con más virulencia se ha desatado esta polémica es, con diferencia, San Sebastián. El modelo turístico y las fórmulas para minimizar sus molestias son un tema recurrente, que acapara buena parte de las conversaciones entre amigos o familiares. Uno de los problemas de más difícil solución en San Sebastián, una ciudad con apenas 200.000 habitantes, es que sus zonas más turísticas ocupan una superficie muy pequeña, con lo que la sensación de “saturación” en verano se agiganta para algunos lugareños. Entrar con comodidad a determinados bares de pintxos en la Parte Vieja a horas punta es casi imposible, mientras que en estupendos establecimientos de barrios cercanos (5 minutos andando) la experiencia es mucho más desahogada.

Peor solución tiene la falta de pisos de alquiler para uso residencial. Como consecuencia del pequeño tamaño de San Sebastián, la búsqueda de una vivienda a precio asequible lleva décadas siendo una odisea. Peor aún si se desea alquilar, porque el auge del alquiler turístico en los últimos meses hace que sea frecuente que los dueños de la casa avisen que solo está disponible 9 meses al año, reservando el resto para los veraneantes. Como dato, un piso normal en el centro de la ciudad se ha alquilado este verano a 1.400 euros la semana. Y para complicar aún más el panorama, se estima que hay en torno a 1.500 pisos ilegales, que tributan por uso residencial pero lo alquilan a turistas.

En pleno debate, la izquierda aberzale se ha desmarcado de las pintadas de “Tourist go home” ('Turistas, idos a casa') y “Tourism kills city” ('El turismo mata la ciudad') que aparecen a diario. Su máximo líder, Arnaldo Otegi, ha tenido que comparecer para explicar que no están “contra el turismo”, que aporta el 6% del PIB vasco, sino contra un modelo empresarial “salvaje”. Y para marcar diferencias con lo sucedido en Catalunya, ha apuntado que no considera “adecuado” que se produzcan ataques o incidentes durante la manifestación organizada para la próxima semana por las juventudes de Sortu.