«Las conductas suicidas se pueden prevenir». Con esta máxima, la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, anunció ayer que su departamento trabaja en la puesta en marcha de un teléfono público y gratuito, similar al 016 de atención a las víctimas de la violencia machista, que pueda ayudar a las personas que planeen suicidarse. El recurso verá la luz si tras las elecciones llega a aprobarse la Estrategia de Salud Mental diseñada por el Gobierno socialista de Pedro Sánchez y que, por primera vez, incluye un plan integral de prevención del suicidio.

Este fenómeno es la primera causa de muerte por factores externos en España y se ha multiplicado en los últimos años. En el 2017 se suicidaron 3.679 personas, casi el doble de las que fallecieron por accidentes de tráfico. Y, según la Organización Mundial de la Salud, cada suicidio afecta al menos a seis personas. Son los llamados supervivientes, el entorno de la víctima que queda, tras el trágico suceso, muy afectado psicológicamente.

Pese a la magnitud de las cifras, hasta ahora ningún gobierno ha puesto en marcha una estrategia nacional de prevención.

RETRASO POR LAS ELECCIONES

El Ejecutivo de Sánchez marcó este objetivo entre sus deberes, pero el adelanto electoral ha impedido que, de momento, vea la luz. Aun así, para mostrar su compromiso con este problema, la ministra de Sanidad asistió ayer a unas jornadas en las que garantizó que «las estadísticas [sobre suicidio] deben de ser un aliciente para volcarse en la prevención».

Carcedo hizo un llamamiento a «desmontar mitos», como el de que hablar del suicidio «aumenta el riesgo de conductas suicidas». «Hay que romper el silencio y hablar del suicidio para que deje de ser un problema oculto», declaró la ministra.