La Cruz Roja califica la situación de la Sanidad Pública Británica (NHS) ni más ni menos que de «crisis humanitaria». La escasez de médicos y ambulancias ha obligado a la rama británica de la organización internacional a movilizar a gran cantidad de voluntarios y utilizar sus Land Rover para transportar pacientes en decenas de hospitales de varias ciudades de Inglaterra. El llamamiento de la organización «para que el Gobierno proporcione fondos destinados a la salud y los servicios sanitarios sociales» figura en su portal de internet junto a peticiones de ayuda para Yemen, Chad y Siria. Keith Willett, director nacional para episodios agudos de atención en el NHS de Inglaterra, negó a la BBC que se «haya llegado al punto» en que pueda considerarse una crisis humanitaria, pero sí admitió que la demanda es «más alta que nunca» y que el personal sanitario está bajo una presión «sin precedentes».

El déficit permanente de recursos, agravado por años de recortes presupuestarios, ha desembocado en una situación que en algunos hospitales bordea el colapso. La alerta de Cruz Roja se produce tras la muerte de dos pacientes en las recientes fiestas navideñas, tras esperar a ser atendidos durante largo tiempo en una camilla. Hospitales de todo el país piden a través de las redes sociales que se eviten los servicios de urgencia a menos que esté en juego la vida del paciente.