Los colegios ya han cerrado sus puertas, pero no todos los niños y niñas tienen vacaciones. Según las cifras oficiales, en España unos 400.000 menores que forman parte de familias con carencias económicas severas no pueden permitirse ni una semana de asueto. La ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, acaba de anunciar que el Gobierno destinará este verano 15 millones de euros al programa Garantía de los Derechos a la Alimentación, Ocio y Cultura de los Menores durante las Vacaciones Escolares (VECA), que pretende garantizar a los niños en situación de vulnerabilidad tanto una alimentación sana y equilibrada como actividades de ocio y cultura para estos meses estivales. El objetivo del plan es que más de 100.000 menores puedan acceder a estas becas. El verano pasado, el programa VECA estuvo dotado con 10 millones de euros.

Carcedo ha recordado que la pobreza infantil es uno de los caballos de batalla del Gobierno socialista, que al poco de llegar al poder creó el Alto Comisionado. La titular de Sanidad ha calificado de etapa crítica la primera infancia. La democracia de calidad implica que los niños y las niñas tengan las mismas oportunidades. Como Gobierno debemos aprobar medidas que rompan las desventajas que tienen algunos. Las cifras nos dicen que el 5% de los españoles sufren una situación de carencia severa. En el caso de los menores, el porcentaje es superior al 6%, ha explicado.

COMER SANO

La alimentación sana es sinónimo de salud. De ahí, que el programa de Sanidad haga hincapié en que los niños de familias desfavorecidas tengan acceso a un desayuno, una comida y una cena saludables. En las familias con medio y alto poder adquisitivo, siete de cada diez niños toman fruta a diario. En el caso de los hogares con menos recursos económicos, solo lo hacen cinco de cada diez. Carecido ha insistido en el riesgo de obesidad y de las consiguientes enfermedades que puede acarrear. Igualmente preocupante es el dato de los alimentos procesados (habitualmente más baratos que los frescos) que toman los críos. La obesidad es un problema de salud pública, ha insistido.

Carcedo ha explicado que el verano, y las vacaciones, están para ser disfrutadas. En el caso de los niños que no tienen posibilidad de días de asueto porque sus familias no se lo pueden permitir llegan al curso escolar siguiente en franca desventaja y con deterioro de habilidades, algo a la que la ciencia ya ha puesto nombre: el olvido veraniego.