La sangre de los eurodiputados muestra un cóctel de 76 sustancias tóxicas, persistentes y bioacumulativas, incluyendo insecticidas como el proscrito DDT, los peligrosos ftalatos y el hasta PCB, de la familia de las dioxinas. Los resultados, hechos públicos ayer, proceden de un análisis que la asociación ecologista WWF practicó en diciembre a 47 voluntarios procedentes de 17 países: 39 eurodiputados, un exdiputado, cuatro observadores de países en vías de acceso y tres miembros del propio WWF. Algunos productos se consideran cancerígenos, a otros se les atribuyen desarreglos hormonales, varios fueron prohibidos hace más de 20 años... Nada bueno, en definitiva.

La investigación indagaba sobre la presencia de 101 sustancias. El eurodiputado con más tóxicos en su sangre tuvo nada menos que 54, aunque la media por persona fue también elevada: 41. Los tóxicos habían sido englobados en cinco grupos: pesticidas organoclorados; policlorobifenilos o PCB; retardadores de la llama bromados, ftalatos (empleados en la industria del plástico) y compuestos perfluorados o PFOS (presentes, por ejemplo, en los revestimientos de teflón).

Trece productos se encontraron en todas las personas analizadas, entre ellos el pesticida hexaclorobenceno y los PCB 52 y 74, pero los primeros por nivel de concentración fueron el DHPE, "un desregulador endocrino con efectos en la reproducción", y un retardador de la llama conocido como BDE 153.

La diferencia entre países fue importante, sostiene WWF, pero el número de participantes no es suficiente para poder extrapolar los resultados (en el caso de España, participaron los socialistas Luis Berenguer y Maruja Sornosa y la popular Cristina García-Orcoyen). Además, los eurodiputados participaron encantados, pero con la promesa de que los resultados no se harían públicos de forma individual.

"Nunca se había hecho una investigación de este calibre", subrayó el director del trabajo, Michael Warhurst. Una investigación similar realizada con la sangre de Margot Wallström, la comisaria europea de Medio Ambiente, también mostró unos resultados preocupantes. Enrique Segovia, director de conservación de WWF en España (WWF-Adena), afirmó: "Las únicas vías lógicas de acción son aplicar una legislación fuerte y exigir a la industria que tome en serio su responsabilidad".