El lunes, Óscar Baños salió a las 5 de la mañana desde Guardo (Palencia) con un camión cargado de galletas hasta Villarejo de Salvanés (entre Madrid y Tarancón) a donde llegó a las 13 horas para descargar el material. "Estoy esperando que me asignen la plataforma de carga", cuenta vía telefónica este transportista, su profesión es de esas que no ha parado durante la crisis del coronavirus, son parte necesaria para garantizar los suministros sanitarios, alimenticios, pero también para mantener la cadena productiva de otras muchas actividades.

Pero su día a día sí que ha cambiado. "Este oficio siempre ha sido solitario, pero ahora lo es mucho más", relata Baños. Entre sus largos trayectos, los camioneros suelen parar en bares de carretera, otrora lugar de descanso en el que encontrar un plato de comida, un sitio en el que asearse o donde coincidir con un compañero y compartir una charla. "Ahora puedes estar al lado de un compañero, pero separado metro y medio y cada uno en su cabina", se lamenta. Muchos de estos lugares de parada mantienen parte de sus servicios con un restaurante tipo catering tras una llamada pero "siempre te lo tienes que comer en tu cabina", insiste.

La parte delantera del camión se ha convertido ahora más que nunca en su guarida, incluso cuando paran a dormir lo hacen en la cabina. Una monótona soledad a la que tampoco acompañan las vistas. "El paisaje es apocalíptico", cuenta. "Hay veces que circulas por carreteras sin ningún tráfico, en autovías aún ves a algún camión, pero en las travesías de pueblo a pueblo no te cruzas a nadie, es dantesco", añade.

Con todo, la situación ha mejorado mucho para estos trabajadores itinerantes que ascienden a 215.000 en toda España, según la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM). La primera semana se encontraban con baños cerrados o con falta de mascarillas. El ministerio de Transportes comenzó este lunes a distribuirlas. "Era algo que reivindicábamos porque eran necesarias, en algunas plataformas te las exigían y no había manera de encontrarlas", relata.

Desde esta semana, los transportistas pueden recoger dos de ellas por vehículo en su oficina de Correos. "Según la recomendación del correo electrónico que nos enviaron pueden durar una semana", explica. Pero se queja, como también hace la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), de que la medida más efectiva para evitar el contagio es respetar las distancias de seguridad, según las autoridades sanitarias, por lo que reclaman que se prohíba que el conductor participe en las operaciones de carga y descarga.

La conversación con Baños culmina y todavía sigue esperando a que le asignen el muelle para recargar su vehículo. Los tiempos también han cambiado, ahora son mucho más largos: "La primera semana después de empezar el estado de alarma hubo bastante movimiento, la segunda semana ya se fue notando la caída y la pasada --con el parón de la actividad productiva no esencial-- el desplome fue gigante", explica.