La nueva ley sobre el consentimiento sexual, que considera como violación cualquier acto sexual sin acuerdo explícito, incluso en ausencia de amenaza o violencia, ha entrado en vigor esta semana en Suecia después de su aprobación con el respaldo de todos sus partidos el pasado 23 de mayo. Suecia se une así a otros países europeos con legislaciones similares en ese apartado, como Gran Bretaña, Bélgica, Islandia y Alemania, que han adaptado sus legislaciones nacionales a lo acordado en el convenio de Estambul, cosa que de momento no ha hecho España.

La sentencia de La manada puso en evidencia los efectos de no haber ajustado las previsiones del Código Penal a este acuerdo, que sin embargo España sí que suscribió.

La nueva norma descarta el requisito de violencia, amenazas o aprovechamiento de la indefensión, para que un acto sea considerado violación. A partir de ahora, el consentimiento no deberá ser necesariamente verbal, sino que también puede producirse a través de gestos o «de alguna otra manera», según la ley, que señala que, en caso de duda, el autor de los hechos deberá probar que la participación fue voluntaria.

UN PASO MÁS / La condena mínima para violación grave y violación grave contra menores de 15 pasa de cuatro a cinco años, según la reforma legal. «Se ha terminado con eso de pobrecitos los hombres y que es tan difícil hacer algo», afirmó en el debate parlamentario previo la diputada socialista Linda Snekker. Otra parlamentaria, la liberal Maria Arnholm, consideró este nuevo cambio legal como «un paso más» para lograr el objetivo del respeto total a la sexualidad de cada persona.

Amnistía Internacional (AI) señaló en un comunicado que la aprobación de la nueva ley supone «una enorme victoria» para los derechos de las activistas suecas. «Debería ser obvio. El sexo tiene que ser voluntario. Si no lo es, entonces es ilegal. Si no estás seguro, abstente», dijo entonces el primer ministro sueco, el socialdemócrata Stefan Löfven.

La ley prevé también destinar 120 millones de coronas (unos 11,5 millones de euros) a la lucha contra el acoso y las violencias sexuales.

La moción fue presentada en pleno auge de la campaña de denuncias de abusos #Metoo (Yo también), que en Suecia ha tenido especial relevancia. Miles de actrices, músicas o abogadas suecas firmaron manifiestos contra el acoso, una campaña que ha afectado incluso a la Academia Sueca, la institución que cada año otorga el Nobel de Literatura y que este año ha tenido que suspenderlo tras un escándalo de abusos que implicaba al marido de una de sus miembros.