Los expertos barajan siete causas como las responsables de que un niño sea obeso: la falta de ejercicio diario, la carencia de un programa deportivo escolar, la ingesta de refrescos y de bollería, ver más de tres horas la televisión, consumir menos de cinco piezas de fruta al día y que uno de los padres sea obeso, o bien que lo sean los dos.

Salvo las dos últimas, más ligadas con la herencia genética y que sólo influirían en un 20% de casos, las demás son conductas modificables y evitables. Sin embargo, son cada vez más los pequeños que consumen febrilmente productos industriales.