Por segunda vez en menos de tres meses, los estadounidenses recibieron ayer la noticia de que uno de los analgésicos más consumidos se relaciona con problemas cardiacos. El gigante farmacéutico Pfizer admitió que su calmante Celebrex, muy popular para combatir la artritis, incrementa el riesgo de infartos si se consume en dosis altas. La compañía no tiene intención de retirarlo.

El fármaco también se vende en España. El Ministerio de Sanidad informó ayer de que está evaluando los datos procedentes de EEUU, y puntualizó que "no hay motivo de alarma" para quienes lo toman.

Pfizer confirmó que un estudio realizado por el Instituto Nacional de Cáncer mostró que pacientes que tomaban a diario entre 400 y 800 miligramos de Celebrex --un inhibidor COX-2-- multiplicaban por 2,5 el riesgo de sufrir importantes problemas cardiacos. Otro estudio realizado por el mismo centro con pacientes que tomaban 400 miligramos no mostró incremento en el riesgo.

Celebrex, que fue aprobado por la Agencia del Medicamento en 1998, se receta para tratamiento de artritis y como analgésico en dosis de entre 100 y 200 miligramos y en dosis doble para la artritis reumatoide. El presidente de Pfizer, Hank McKinnell, aseguró que "los descubrimientos de uno de los estudios son inesperados y no consistentes con los descubrimientos del otro estudio".

La noticia replanteó ayer muchos interrogantes sobre los controles de los fármacos antes y después de ser aprobados en EEUU, sobre todo después de que la farmacéutica Merck se viera forzada el 30 de septiembre a retirar su inhibidor COX-2, Vioxx, al comprobar que doblaba el riesgo de problemas cardíacos. John Abramson, médico de la Escuela Médica de Harvard, declaró en CNN que es pronto para calcular los riesgos de Celebrex, pero también metió el dedo en la llaga del proceso de control de medicamentos que, una vez aprobados por la FDA, cae en manos de las farmacéuticas.