El Camino de Santiago acogió ayer a una de las más ilustres visitantes del año: la reina Sofía, que recorrió, con banda sonora improvisada de gaitas y muiñeiras, los cinco kilómetros anteriores al Monte del Gozo en Compostela, una experiencia que calificó de "fantástica y maravillosa".

Con pan, queso y vino bien se anda el camino, reza un dicho gallego que Sofía hizo bueno después de una cena celebrada el martes en Arzúa a base de los famosos quesos cremosos de la zona. Aunque la Reina no bebió vino (de hecho, brindó con agua), sí tomó fuerzas para acompañar ayer, a las once y media de la mañana, a los 350 representantes de la Guardia Real española y de otros países como Bulgaria, la República Checa e Italia, en el tramo final de su peregrinación a la capital gallega, que realizaban tanto a pie como a caballo, en bicicleta e incluso a lomos de varias motos Harley Davidson.

BOTAS DE MONTAÑA

Vestida a lo boy scoutt con pantalones de bolsillos y camisa color caqui, un pañuelo azul al cuello, gafas de sol colgadas en la blusa, botas de montaña y un informal bolso de lana de rayas de colores, la Reina emprendió el camino de mañana a buen paso, a razón de unos 10 minutos por kilómetro, ayudada por el típico bastón de peregrino con la clásica calabaza.

Además de la Guardia Real, en el tramo que Sofía eligió para hacer la ruta jacobea, también la acompañaba Alberto Aza, jefe de la Casa del Rey. "A la Reina le gusta mucho el Camino, tanto por su valor espiritual, como por lo que supone de caminata, porque es una gran andarina", comentaron fuentes de la Zarzuela.

Parte de la ruta se hizo a ritmo de muñeira , ya que un grupo de caminantes de Rianxo que coincidió con la Reina decidió amenizar el viaje tocando un par de gaitas y un tambor. De hecho, la presencia de Sofía despertó la curiosidad de numerosos peregrinos, a los que la Reina les deseó "buen camino".

Sus compañeros de trayecto la vieron "muy bien, con una actitud alegre y sonriente, como la que mostró en todo el tramo". La comitiva llegó pasado mediodía al Monto del Gozo, donde el capellán de la Guardia Real leyó una oración para dar fuerzas a los caminantes.

La Reina, que se deshizo en elogios a la hora de calificar la experiencia peregrina, no pudo completar el tramo hasta la catedral de Santiago a causa de su agenda.