La misión Genesis, que ha viajado tres años por el espacio para estudiar los vientos solares, ha fracasado. La cápsula que contiene las partículas solares, se ha estrellado esta tarde a más de 150 kilómetros por hora en el desierto de Utah (en el oeste de los EEUU) debido a que los paracaídas de la nave no se han desplegado, según las imágenes retransmitidas por la televisión de la NASA.La cápsula ha penetrado en la atmósfera terrestre a las 17.55 horas. Cuando estaba a 33 kilómetros de altitud, un paracaídas estabilizador debía haberse desplegado y seis minutos más tardes el paracaídas principal debía abrirse a una altitud de 6,1 kilómetros. La NASA ha confirmado que ninguno de los paracaídas se ha desplegado.La cápsula ha quedado semienterrada en la arena, y, según las imágenes de la televisión, ha sufrido graves daños en su estructura exterior. La caída violenta de la sonda ha puesto un fin desastroso a una misión en la que se han invertido más de 200 millones de dólares para traer muestras de partículas capturadas en unos receptáculos especiales durante 27 meses.Un viaje de 1,5 millones de kilómetrosDesde su lanzamiento, en agosto del 2001, la nave Genesis había viajado hasta un punto a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, donde la atracción de la gravedad terrestre y la del Sol se equilibran.En esa región, la sonda desplegó receptáculos que capturaron partículas empujadas al espacio por el llamado viento solar. Los receptáculos quedaron expuestos al torrente de partículas por un período de 850 días.La agencia espacial había recurrido a pilotos especialistas de Hollywood, diestros en maniobras peligrosas, y tres helicópteros levantaron vuelo bajo cielo despejado hoy a la hora 17.25 horas para ubicarse en el camino de descenso de la cápsula.Cuando los helicópteros partieron a su misión, Genesis estaba sobre la atmósfera aproximadamente a mitad de camino entre Hawai y Estados Unidos y caía velozmente hacia la Tierra.El plan cinematográfico, y sin precedentes en la exploración civil del espacio, era que se desplegaría un paracaídas plano, similar a un parapente, que frenaría la caída de la cápsula, y los helicópteros se turnarían en los intentos parar capturarla en el aire.