La esperanza es lo último que se pierde, incluso cuando, como Pablo Ibar, se han pasado 24 años en la cárcel en Estados Unidos, 16 de ellos en el corredor de la muerte tras juicios salpicados de sombras e irregularidades. Esa esperanza y la encendida defensa de su inocencia desde que en 1994 fue detenido y acusado de un brutal triple asesinato es savia básica para este hispanoestadounidense de 46 años, su familia, sus abogados y su entorno en las intensas horas decisivas que viven ahora, cuando las ocho mujeres y cuatro hombres del jurado popular que han seguido desde principios de noviembre el nuevo juicio al que le dio derecho el Tribunal Supremo de Florida en 2016 deliberan el veredicto.

Pocas frases definen mejor los sentimientos del encausado y sus allegados en esta tensa espera que la que pronuncia por teléfono Andrés Krakenberger, el portavoz de la Asociación contra la pena de muerte Pablo Ibar: Esperamos lo mejor y nos preparamos para lo peor. Es una combinación de optimismo y cautela que late también en las declaraciones desde Florida de Benjamin Waxman, un abogado que empezó a representar a Ibar en 2006 y que ha codirigido con el letrado Joe Nascimento la defensa en este proceso. Creemos que hemos demostrado al jurado duda razonable en el caso, hemos mostrado la inocencia de Pablo, que no estuvo en la casa de la víctima (donde se produjo el triple asesinato), pero cuando miro al jurado no tengo una sensación contundente de cómo van a decidir.

Las opciones son solo dos: culpable o no culpable, la fórmula que en EEUU es sinónimo de la inocencia. Y de esa determinación pende ahora la vida de Ibar. Si fuera declarado inocente en solo unas horas, tras trámites burocráticos, recuperaría la libertad que perdió al ser arrestado en julio de 1994. Si se repitiera el veredicto de culpabilidad que otro jurado alcanzó en el año 2000, habría que esperar entre seis y ocho semanas para la vista de la sentencia, en la que se determinaría si se repite también la condena a pena de muerte que se le impuso entonces o la de cadena perpetua. En cualquiera de esos supuestos, según explica Waxman, se apelaría.

HORAS AGITADAS

Las últimas horas del proceso han sido agitadas. Este jueves, primer día completo de deliberaciones, la fiscalía ha intentado cambiar a una de las integrantes del jurado alegando razones personales y aunque finalmente no se ha producido un cambio de esa jurado, que la defensa considera favorable a la causa de Ibar, se han vivido momentos de intranquilidad en el banquillo.

También la víspera se vivieron momentos accidentados. Cuando tenían lugar las presentaciones de las conclusiones finales de las dos partes, el fiscal del caso, Chuck Morton, que participó en el juicio del año 2000 y ha salido de su jubilación para liderar el caso contra Ibar, pronunció una frase de doble lectura en inglés: Dont let this man get away with murder. En sentido figurado significa no dejen a este hombre salirse con la suyao irse de rositas pero la interpretación literal sería no dejen escapar a este asesino. La defensa consideró que era una frase incendiaria, objetó e intentó que el juicio se declarara nulo pero el juez que preside el proceso, Dennis Bailey, denegó las peticiones. Creo que va a cambiar los resultados? Probablemente no, pero definitivamente podría influenciar al jurado. Nunca sabes, explica Waxman.

Cada detalle tiene capacidad de hacerlo, tanto lo visto y oído en el juicio, donde la defensa y la Asociación Pablo Ibar están convencidos de haber desmontado argumentos clave de la fiscalía, como las circunstancias y el contexto. Waxman reconoce que ha sido un juicio largo y aunque ha visto al jurado muy atento también identifica señales de cansancio, un efecto que no sabe cómo puede afectar a las deliberaciones. Cree, además, que tendrán prisa por alcanzar un veredicto antes del sábado por algo tan poco trascendente para Ibar como que el lunes es festivo en EEUU y podrían disfrutar del puente.

Además, como recuerda Krakenberger "el estado de Florida es el segundo de EEUU después de Texas en ejecuciones por pena de muerte". Además, la opinión pública de la región es muy partidaria de la pena capital y eso podría influir no solo en el jurado, sino en la agresiva presentación del fiscal. En ese sentido Krakenberger recuerda que jueces y fiscales son elegidos en EEUU a través del voto ciudadano, no como en España, donde son funcionarios. "Tal vez por eso el fiscal quiere mostrarse como un adalid contra el crimen que no deja pasar ni una" y de ahí la frase final de doble sentido y la beligerancia de Morton en su presentación final. Para Waxman, sin embargo, se trató de una reacción furibunda a la presentación por parte de la defensa de unas imágenes donde se veía a Morton manejar una caja con pruebas sin guantes, dando peso a la idea de que una de las evidencias clave de la fiscalía (una camiseta con supuestos restos de ADN de Ibar) podía estar contaminada. Se lo tomó muy personal y se desató.

Esa agresividad del fiscal fue difícil de presenciar para Ibar, según su abogado, pero aun así se encuentra de buen ánimo. La libertad, la declaración de inocencia, hace demasiado tiempo que no está tan al alcance.