Una reducida población de orangutanes que habita en tres pequeños distritos del norte de la isla de Sumatra, en Indonesia, constituye en realidad una nueva especie con entidad propia, al margen de las dos ya conocidas y catalogadas, según muestra un completo estudio que ha analizado aspectos morfológicos, genéticos y hasta etológicos o de comportamiento.

El orangután de Tapanuli o Pongo tapanuliensis, como ha sido bautizado, es pues la tercera especie de orangután tras las dos tradicionales de Borneo (Pongo pygmaeus) y de Sumatra (Pongo abelii). Y es además, atendiendo al número de ejemplares que quedan, la más amenazada de las tres.

A esta conclusión ha llegado un análisis internacional liderado por investigadores de la Universidad de Zúrich y con destacada participación del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (IBE), un centro mixto entre el CSIC y la Universidad Pompeu Fabra (UPF). Los detalles de la investigación se han publicado en la revista científica Current Biology.

Los orangutanes de Tapanuli, cuya población se estima en solo 800 ejemplares, habitan en un área de 1.100 kilómetros cuadrados de las selvas de Batang Toru, al sur del lago Toba, un territorio montañoso y bien conservado -pero muy amenazado- que también acoge poblaciones de tigre de Sumatra, oso malayo, gatos dorados, tapires y otras especies en peligro. «Curiosamente, se encuentran más cerca de los orangutanes de Borneo que de los orangutanes de Sumatra, con los que comparten isla», explica el coautor Tomàs Marquès-Bonet, investigador con un contrato ICREA de la Generalitat y director del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona.

A partir del año 2003

La población de Batang Toru fue descubierta por la comunidad científica en 1997. Los primeros estudios ya sugerían que se trataba de una población especial y, de hecho, se propuso calificarla como subespecie.

Sin embargo, no fue hasta el 2013 cuando unos investigadores tuvieron acceso a un esqueleto de un ejemplar muerto recientemente en la zona y se percataron de las diferencias en el cráneo que había con el resto de orangutanes de Sumatra y Borneo. Morfológicamente, el orangután de Tapanuli es más pequeño y de aspecto más esbelto, además de tener menos pelaje que el resto de orangutanes, dice Marquès-Bonet.

Hacían falta, sin embargo, más evidencias para aseverar que se trataba de una especie única. Así que se decidió estudiar su genoma y compararlo con el de 36 individuos procedentes de otros diez emplazamientos en Sumatra y Borneo, un trabajo en el que los investigadores del IBE desempañaron un papel clave [además de Marquès-Bonet, en el estudio han participado otros dos científicos del IBE: Jaume Bertranpetit y Marc de Manuel]. Los datos se procesaron en el Centro Nacional de Análisis Genómico (CNAG-CRG).

El director del IBE afirma que la definición de especie en biología «está en crisis» y que ahora se prefiere en muchos casos hablar de un «continuum» de poblaciones, pero asume que Pongo tapanuliensis cumple los requisitos tradicionales para ser considerado una especie única. «Es suficientemente diferente como para ser singularizado», resume el especialista en genética de grandes simios.

El estudio subraya que las poblaciones de Batang Toru se separaron evolutivamente del resto de los orangutanes hace más de tres millones de años.

«Son posiblemente las poblaciones más primitivas, la herencia más antigua de la expansión de los orangutanes desde el Sureste asiático -de donde son originarios, aunque luego se extinguieran- hasta las islas de la Sonda», prosigue Marquès-Bonet. Los orangutanes de Borneo y Sumatra se separaron mucho más tarde, hace menos de 700.000 años.

«Al darnos cuenta de que los orangutanes de Batang Toru eran morfológicamente diferentes del resto de orangutanes, las piezas del rompecabezas comenzaron a encajar», comenta en un comunicado el primer responsable del trabajo, Michael Krützen, de la Universidad de Zúrich.

En el territorio de Batang Toru quedan un máximo de 800 individuos, según una estimación que data del año 2012. «Atendiendo a la nueva propuesta de clasificación taxonómica, son por tanto la población de grandes simios en mayor peligro de extinción», concluyen los autores.