Un tigre joven de unos 70 kilos de peso que se paseaba libremente en las inmediaciones de Disneyland París puso ayer en jaque a policía, bomberos y personal especializado. Fue la esposa del encargado de un supermercado quien, a eso de las 8.30 de la mañana, se dio cuenta de la presencia del animal, le hizo una foto y avisó inmediatamente a las autoridades.

«Mi esposa lo vio esta mañana en el párking de Intermarché, pero no salió del coche y me llamó para decirme que creía haber visto un lince», relató el comerciante Jean Baptiste Berdeaux a la prensa local.

A partir de ese momento, se puso en marcha una amplia operación de búsqueda, en la que participaron casi 200 agentes, para dar con el felino que, pese a la cercanía del parque de atracciones, parece que no se había escapado de allí. La policía y el alcalde de la localidad de Montévrain, donde merodeaba el tigre, pidieron a los habitantes de la zona que no salieran de sus casas y que cogieran el coche si tenían que desplazarse o ir a buscar a los niños al colegio.

También se vigilaron las salidas de los centros escolares y se instruyó al personal del ayuntamiento para que fueran puerta a puerta avisando a los vecinos. Bien entrada la tarde, ni el intenso despliegue policial ni el helicóptero de protección civil que sobrevoló la zona durante toda la jornada lograron fruto alguno. La última vez que se vio al tigre fue a las 15.00 horas, por lo que cobra fuerza la hipótesis de que el animal salió del perímetro vigilado, que no obstante se había extendido hasta un bosque cercano.

«Hemos centrado la búsqueda en la parte boscosa. Estamos convencidos en un 99% de que está en esa zona», decía el director de gabinete del alcalde de Montévrain, Cédric Tartaud-Gineste.

En el dispositivo de búsqueda participó igualmente un perro de caza para seguir las huellas del tigre, al que se intentaba localizar con la ayuda de cámaras térmicas. Dado que se trata de una especie protegida, la orden de las autoridades era capturar al animal vivo para dispararle luego un somnífero. No obstante, tampoco descartaban que fuera necesario matarlo. «En la medida de lo posible intentaremos dormirle, pero si se muestra peligroso o agresivo, se dará la orden de abatirlo», informó la Prefectura.