Cuando los tres guardias civiles se bajaron del coche camuflado con la intención de localizar una supuesta plantación de marihuana en el cercano pueblo de Bornos (Cádiz), poco imaginaban que serían recibidos a tiro limpio. Un día después, un impresionante operativo policial por tierra y aire trata de localizar a los atacantes, uno de los cuales ya ha sido detenido. Vecinos de la zona, huyeron campo a través por una escarpada Sierra de Cádiz en la que en los últimos años han proliferado los cultivos ilegales de esta droga. Tanto, que entre los agentes ya se refieren a la zona de Arcos, Villamarín y Grazalema como el "triángulo de la maría".

Aunque uno de los guardias civiles, de unos 50 años, sigue ingresado en el hospital comarcal con lesiones en el tobillo, los tres están ya fuera de peligro. En cuerpo de todos ellos, sin embargo, siguen presentes las decenas de impactos de perdigones con los que se vieron sorprendidos en la tarde del miércoles, sobre las 18,30 horas, al acercarse a un paraje cercano al Coto de Bornos, en las afueras de esta pequeña localidad de apenas 8.000 habitantes. Fuentes del Instituto Armado explican que se habían dirigido hacia allí, vestidos de paisano, "en busca de alguna posible pista" sobre plantaciones de cáñamo. Julio y agosto son los meses de floración del cannabis, por lo que es habitual que los guardeses de las plantaciones acudan a recoger los cogollos y prepararlos para su venta.

"No es normal que a una plantación llegue la Guardia Civil, sin uniforme, y les reciban a escopetazos", señalan fuentes policiales. No descartan incluso que los vigilantes sospecharan que podían estar siendo víctimas de un 'vuelco' o robo del cultivo por parte de otra banda rival y trataran de defenderse.

En el dispositivo policial están participando unos 200 efectivos, parte de ellos procedentes del Grupo de Acción Rápida (GAR) desplegado para luchar contra el narcotráfico a través del Estrecho de Gibraltar. A ellos se ha sumado un helicóptero y agentes de las provincias de Sevilla y Málaga.

La operación policial sigue abierta y no ha trascendido la extensión del cultivo, que ya ha sido precintado y que según las primeras estimaciones sería bastante amplio. De momento, los esfuerzos recaen en la detención de los atacantes, viejos conocidos de las fuerzas de seguridad al acumular una ristra de antecedentes por delitos menores, incluido el tráfico de drogas a pequeña escala. Uno de ellos ya ha sido detenido, pero se busca a al menos otra persona, que otras fuentes elevan a dos sospechosos.

Los fugados, explican, "conocen bien el paraje", un área escarpada junto al pantano de Bornos, de difícil acceso y plagado de caminos, casetas de aperos aisladas y árboles entre los que es sencillo ocultarse si se sabe cómo. Y donde un cultivo de este tipo puede pasar desapercibido durante mucho tiempo entre las incontables fincas abandonadas y alejadas de los lugares habituales de paso.

Fuentes policiales en la zona explican que, aunque el foco mediático del narco se sitúa en el cercano Campo de Gibraltar, donde operan las grandes organizaciones criminales, el cultivo de marihuana ha ido encontrando su hueco en la zona del interior. En los últimos años han sido varias las operaciones policiales contra plantaciones indoor y en exterior en el entorno de Arcos y Jerez de la Frontera, considerado el punto caliente del cultivo de maría en la provincia. Una actividad, explican algunos agentes, que ha ido en aumento por la falta de medios en los pueblos de la sierra. "Ha habido veces que hemos tenido una patrulla para toda la sierra", corroboran con pesar desde la Asociación Unificada de la Guardia Civil.