Era el 26 de abril último. Apenas habían pasado unos minutos desde que el magistrado empezó a leer la sentencia contra los cinco miembros de La manada y en las principales ciudades del país los colectivos feministas ya clamaban con rabia contra un fallo que contemplaba el abuso sexual, pero no la violación, a una joven madrileña en los Sanfermines del 2016. Hoy los cinco magistrados de la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) deliberarán sobre los recursos presentados contra la sentencia que condenaba a los procesados a cinco años de prisión. Cumplirán con un formalismo legal. No es la primera vez que se reúnen para debatir, pero sí la definitiva. Y decidirán con una sociedad más sensibilizada frente a la violencia machista y también con un feminismo más organizado, que ya exhibió su capacidad de movilización en un histórico 8 de marzo.

La previsión es que la resolución esté lista dentro de un mes. Aún quedará el recurso al Tribunal Supremo, que será quien convierta en firme el fallo de un caso que se ha convertido en emblema del movimiento feminista en España, según los expertos consultados por este diario.

El TSJN acordó el pasado 8 de octubre no celebrar una vista para resolver los recursos, al considerar que no lo consideraba necesario «para la correcta formación de su convicción». Añadió que así también se preservaba «la identidad e indemnidad de la víctima denunciante», sometida a diversas vejaciones desde que se hizo pública la sentencia.

AGRESIÓN SEXUAL

Además de las defensas, que solicitan la absolución, también recurrió la fiscalía, que reclama que se condene a los procesados por agresión sexual y no por abuso. Estima que concurre violencia e intimidación y que no hubo consentimiento de la víctima. La defensa de cuatro de los cinco procesados se ha alineado en su recurso con el magistrado que se inclinó por la absolución y vio en el vídeo que grabaron los acusados sexo con «un ambiente de jolgorio».

«El juicio ha dado argumentos para la movilización. Es una sentencia muy patriarcal», indica la socióloga María Silvestre. Para la fiscal Inés Herreros, «los hechos que relataba la sentencia están en el imaginario de todo el horror del que nuestras madres nos han prevenido desde pequeñas: el portal, la fuerza... Y nos dicen que no es suficiente. La reacción ha sido un ‘¿qué más queréis?’». «Fue un caso muy mediático, y la expectación previa fue enorme. Estábamos todas esperando la sentencia y cayó como un jarro de agua fría», señala Helena Gil, juez de Granollers.

«Cualquier movimiento necesita de una organización mínima», dice Silvestre. Y ése la encontró en los colectivos feministas, que empezaron a convocar a las mujeres en toda España y fue el reflejo de cómo la sociedad asimilaba un trabajo que había estado haciendo durante años el movimiento feminista.

DESIDEOLOGIZACIÓN

Un día después de que la víctima de La manada denunciara, una manifestación masiva en Pamplona llenó las plazas de la ciudad contra todas las agresiones sexuales. «Por fin ha llegado una generación que no admite que se las maltrate, que se dude de su palabra», asegura la socióloga Marina Subirats. fue una demostración de fuerza que ni sus promotoras esperaban. «La organización feminista ya era muy potente y estable en el tiempo, pero también minoritaria. Lo nuevo es su desideologización, agrupando a mujeres que nunca se habían puesto esa etiqueta», indica Silvestre.

El «grado de más» que llevó a ebullición un feminismo que llevaba años calentándose a fuego lento, en palabras de Subirats. «Es imposible saber qué causa concreta lo va a hacer estallar. Cuando nadie hablaba de violencia de género, una mujer habló en televisión (Ana Orantes) y más tarde su marido la mató. Fue tan bestia que a partir de ese momento todo cambió», recuerda.

No es la primera vez que se convocan protestas por una sentencia, pero sí fue una de las más masivas. Tanto que el CGPJ tuvo que responder con un comunicado: «Parece evidente que los acontecimientos vividos en las últimas jornadas nos deben hacer reflexionar». Subirats recuerda otras sentencias que levantaron también a las mujeres, como la de «la minifalda» -concluía que María José López «pudo provocar, si acaso inocentemente, al empresario Jaime Fontanet por su vestimenta»-. «Pero en esa época no había un movimiento social tan fuerte», señala.

«Que la sociedad cuestione también al Poder Judicial no puede entenderse como algo negativo, aunque algunos jueces «se lo tomaron muy mal», subraya Gil.