Los puertorriqueños se despertaron ayer con un país totalmente devastado por el huracán María, que golpeó ayer la isla con vientos de 250 kilómetros por hora antes de desviarse hacia la República Dominicana, ocasionando graves inundaciones y destrozos aún por calcular. La magnitud de la destrucción en Puerto Rico, estado asociado a EEUU, motivó que el presidente Donald Trump decretara el estado de catástrofe natural en la isla, lo que permitirá la asistencia federal a las tareas de reconstrucción.

«Puerto Rico está absolutamente arrasado», declaró Trump desde Nueva York. «Su red eléctrica está destruida. No era muy buena, pero ahora está totalmente destruida», añadió. El gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, que se prepara para afrontar inundaciones potencialmente «catastróficas», informó de la primera víctima mortal por el huracán, un hombre golpeado por un panel de madera que se desprendió de una casa.

Con esta víctima, el ciclón María, que tocó tierra en la mañana del miércoles en la costa sudeste de Puerto Rico como huracán de categoría 4 (de un máximo de 5), se ha cobrado ya la vida de al menos 17 personas a su paso por el Caribe, tras la muerte de otra persona en Guadalupe y 15 más en Dominica, según confirmó el primer primer ministro de esta última isla, en la que también se cuentan 20 desaparecidos.

Las autoridades puertorriqueñas temen que las pérdidas sean multimillonarias.