Un tsunami causado el sábado por un deslizamiento de tierras bajo el mar dejó cientos de muertos y heridos en las costas indonesias cercanas al estrecho de Sonda, que separa las islas de Java y Sumatra. La zona más castigada es la turística región de Pandeglang, en la provincia de Banten, y el Parque Nacional de Ujung Kulon. El recuento provisional hablaba anoche de 222 muertos, 843 heridos y 28 desaparecidos, pero las autoridades advirtieron de que la factura aumentará cuando los equipos de rescate alcancen las zonas más devastadas y avancen las tareas de desescombro.

Las imágenes de TV muestran escenas de devastación masiva con casas arruinadas, coches volcados y árboles caídos. La pobre calidad de las construcciones contribuyó al desastre. En la ciudad de Bandar Lampung, en la isla de Sumatra, cientos de locales buscaron refugio en las sólidas oficinas gubernamentales. Endan Permana, jefe de la agencia de desastres en Pandeglang, afirmó que la policía se está encargando de encontrar a supervivientes. «Hay muchos desaparecidos», advirtió. Todos los fallecidos son indonesios, según los primeros datos. A la zona se está enviando maquinaria pesada para la evacuación y rescate de supervivientes, pero el daño en las infraestructuras retrasa su llegada.

Las autoridades opinan que el tsunami, que golpeó la costa a las 21.30 (hora local) del sábado, tuvo que ser causado por los derrumbamientos bajo la superficie del mar que siguieron a las erupciones del volcán Anak Krakatoa (hijo del Krakatoa), ya que los sensores no captaron ningún movimiento sísmico reseñable. La debilitada estructura del volcán después de meses de erupciones explica un desprendimiento de tierras que desplazó con fuerza una gran cantidad de agua y creó las olas que después barrieron las playas cercanas. El efecto, explican los expertos, sería como tirar una bolsa de agua en una bañera. El miedo a los efectos del maremoto atravesó el inmenso océano Pacífico y las autoridades peruanas cerraron las playas del norte del país, muy concurridas por turistas en esta época del año.

LIGADAS A LA LUNA LLENA / La ola expansiva de esa avalancha fue agravada por las mareas altas ligadas a la luna nueva. «Esa combinación generó repentinamente el tsunami que golpeó la costa», aclaró Sutopo Purwo Nugroho, portavoz de Agencia de Gestión de Desastres. La Agencia Geológica de Indonesia estudia aún lo ocurrido para ofrecer una explicación más detallada. La actividad del volcán, paradójicamente, había bajado en las últimas semanas y tanto el magma como el número de rocas incandescentes que expulsaba en los últimos días eran mucho menores que en octubre y noviembre. Gegar Prasetya, del Centro de Investigación de Tsunamis de Indonesia, apunta que la ola no superó el metro de alto. «El problema es que los autóctonos tienden a construirlo todo cerca de la orilla», explicó a la agencia AP. El desastre volvió a desnudar la falta de mecanismos de alerta ante fenómenos que son frecuentes en la zona.

Las autoridades informaron de que se trataba de un simple aumento de la marea y no de un tsunami, por lo que pidieron calma a la población. El Gobierno ya había recibido afiladas críticas tras el terremoto y tsunami que arrasaron en septiembre la isla de Sulawesi por la inutilidad del sistema de alarmas. Fue instalado después de que Indonesia sufriera más de la mitad de las 230.000 muertes causadas por las olas gigantes que barrieron el Sudeste asiático en el 2004. Pero las boyas que miden la altura de la marea no funcionaban por falta de presupuesto. El presidente, Joko Widodo, fue la diana de todos los reproches a pesar de que el sistema estaba caído desde el 2012, dos años antes de que accediera al cargo. Claro que en los días siguientes prometió su inmediata reparación. El problema, reconoció el Gobierno, es la carencia de alarmas para tsunamis que no sean causados por terremotos, según el diario Jakarta Post.

El volcán Anak Krakatau, de 305 metros de altura, ha estado en erupción durante los últimos seis meses, lo que había aconsejado extender la zona de exclusión hasta los dos kilómetros. Forma una pequeña isla en el estrecho de Sonda, a 200 kilómetros al suroeste de Yakarta, que emergió en el océano décadas después de la devastadora erupción del volcán Krakatoa en 1833.

Es el último desastre que asola el país en un annus horribilis para sus gentes. Casi 200 personas murieron ahogadas por el hundimiento de dos ferris en junio, un terremoto en Lombok (cerca de Bali) dejó 17 muertos en agosto, otro terremoto seguido de un tsunami causó más de 2.000 muertos en Sulawesi en septiembre y un avión de Lion Air se estrelló en octubre con casi 200 personas a bordo poco después de despegar de Yakarta.