El Parque Natural de Doñana no termina de librarse de las amenazas que ponen en riesgo su supervivencia. La cumbre de la Unesco del próximo mes de julio analizará el último informe sobre el estado del humedal, un estudio en el que se reprende a las autoridades españolas por no adoptar medidas urgentes para frenar la sobreexplotación del acuífero que le da vida. De hecho, insta a pasar de una vez a la acción bajo amenaza de que, si no se actúa antes de febrero del 2018, en la reunión del próximo año decidirán si Doñana pasa a engrosar la lista de Patrimonio de la Humanidad en Peligro.

Desde WWF destacan que no es la primera vez que la Unesco se muestra tan contundente con el tema del agua. Ya lo hizo anteriormente con la posibilidad del dragado del río Guadalquivir para permitir la entrada de barcos de mayor calado hasta Sevilla, y cuya ejecución, según algunos científicos, podría afectar al agua dulce del acuífero. Sin embargo, es la proliferación de pozos ilegales para los cultivos de regadío, el robo de agua que denuncian los ecologistas, lo que más preocupa en estos momentos al organismo internacional de la ONU.

La Unesco reclama tanto al Gobierno como a la Junta de Andalucía, administraciones responsables de su gestión, que «controle y reduzca las extracción de agua subterránea» para los cultivos de frutos rojos y cítricos en la zona, y exige la «plena aplicación» del Plan de la Corona Norte de Doñana. Este planeamiento es el que regula la existencia de cultivos en la zona y trata de conciliar economía con protección medioambiental, regularizando algunos de los que se habían abierto de forma irregular y dejando fuera los ilegales. La Junta argumenta que se han cerrado pozos ilegales, pero WWF lo pone en duda y denuncia que, solo en los dos últimos años, la superficie de cultivo de regadío ha crecido en 250 hectáreas.