"La persona se puede curar definitivamente de ébola", destaca José Ramón Arribas, jefe de la unidad de infecciosos del servicio de Medicina Interna del Hospital La Paz, sobre una enfermedad poco conocida e investigada y con una mortalidad que, según la cepa, llega a alcanzar el 80%.

Arribas es el responsable del equipo que atendió en el Hospital Carlos III de Madrid al religioso Miguel Pajares, el primer europeo que ha muerto a consecuencia del virus del Ébola.

Las personas se pueden curar y esos pacientes que sobreviven al virus son muy interesantes "científicamente", expone Arribas a Efe, porque a través de ellos se podría averiguar qué es lo que hace que sean capaces de sobrevivir y quedar inmunes frente a un misma cepa del virus, aunque no a todas.

Una vez superada la enfermedad, los pacientes dejan de ser contagiosos -la única cautela es el semen de los hombres, que no es seguro hasta pasados 82 días- y su carga genética y respuesta inmune puede dar una pista sobre la forma de combatir el ébola en el futuro.

El jefe de la unidad de infecciosos del servicio de Medicina Interna del Hospital La Paz no revela, por expreso deseo del paciente, el detalle de si el suero experimental ZMapp logró algún resultado al tratar al religioso Miguel Pajares, fallecido en el hospital Carlos III de Madrid el pasado 12 de agosto tras ser repatriado desde Liberia.

Además, destaca que todavía se desconoce si este suero, del que existen dosis "muy limitadas" y que está en fase de experimentación en seres humanos -como otros compuestos, en una fase de desarrollo bastante temprana-, podrá aportar algo o no en la lucha contra la enfermedad: "Queda mucho tiempo para poder saberlo".

Porque el ébola es un virus poco investigado en el que no ha habido grandes avances terapéuticos ya que, además de afectar a sociedades pobre, dificulta mucho la experimentación por su peligrosidad de contagio.

Arribas avanza que el hospital Carlos III intentará compartir las enseñanzas científicas del primer caso de ébola atendido en Europa con la comunidad internacional y hace suya la apreciación de la Organización Mundial de la Salud de que ésta es una "obligación moral" en los casos de pacientes que se puedan beneficiar de una atención en un país desarrollado.

El desarrollo sanitario es clave, porque el actual brote de ébola es más grave precisamente en la actualidad porque ha afectado a países "todavía" más pobres que en ocasiones anteriores, que carecen de la infraestructura sanitaria exigida para evitar una epidemia que requiere medidas de aislamiento estricto.