-La Nit del Foc son palabras mayores para una pirotecnia, ¿tiene presión extra por ser la primera mujer que la dispara?

-No habíamos tenido nunca tanta presión pero no creo que sea por eso sino porque en Fallas está aquí medio mundo del sector para ver lo que se hace y nosotros disparamos la noche del 18, que son 1.200 kilos.

-¿Siempre tuvo claro que se haría cargo del negocio familia pese a ser un trabajo tradicionalmente de hombres?

-Siempre me gustó pero fue cuando me casé con mi marido cuando nos decidimos. A él también le gustaba y dimos el paso.

-¿Cómo es ser mujer pirotécnica y trabajar con la familia?

-Es muy difícil. En el trabajo como jefe debes tener un rol pero no es el mismo que en la familia. Pero bueno, al estar todo el día junto nos decimos lo bueno y lo malo.

-¿Se puede ser compaginar ser padres y pirotécnicos?

-Es muy difícil. Cuando eran pequeños era difícil, tienes que sacrificar mucho. Los veranos eran carretera y manta, yendo de pueblo en pueblo por España y Francia en las fiestas

-Uno de sus hijos trabaja aquí, ¿cómo es ser madre y jefa?

-Se sufre mucho. Hace seis años tuvo un accidente y aún está superándolo.

-¿Pensó en dejarlo cuando ocurrió aquello?

-No, ni me lo planteé. Lo único que quería era saber qué había pasado, porque no fue fabricando, para que no volviera a pasar.

-Hay bastantes mujeres trabajando en las pirotecnias pero sobre todo en los despachos. ¿Por qué no hay casi en la ‘jaula’?

-Porque es muy duro. Yo creo que hay un cúmulo de circunstancias, físicas porque igual estás 12 horas montando una mascletà sin parar y también psicológicas pero yo creo que estamos igual de capacitadas.

-En su empresa ha habido normalmente más mujeres que hombres…

-Sí, ahora por circunstancias no es así, pero lo ha sido. Si viene una mujer y me parece bien antes entrará que un hombre.

-Desde hace unos años disparaba la mascletà del día 8 de marzo, el Día de la Mujer Trabajadora, ¿cómo surgió?

-Nosotros ya estábamos disparando pero en la primera semana de marzo y en 2003 se me ocurrió que siendo la única mujer que disparaba estaría bien. Fui a ver al que entonces era vicepresidente de la Junta Central Fallera y le pregunté si sabía que pasaba ese día. ‘Ni idea’, me dijo, pero al final le convencí.

-¿Cómo era disparar ese día?

Tenía presión porque era la plaza del Ayuntamiento de València pero además era un día muy especial porque sé que de alguna forma soy la bandera de las mujeres de esta profesión.

-Cuando empezó, ¿le miraban raro el resto los compañeros del sector?

-Algo de recelo había, pero no por ser mujer sino porque destacaba.

¿No notaba miradas extrañas?

-Eso pasaba sobre todo en los pueblos. Una vez, cuando empezaba iba yo cargando con todas las tracas y un hombre me dijo ‘¿pero dónde vas tu con eso?, lo que tenías que hacer es estar en tu casa’.

-¿Son las Fallas machistas?

-Yo creo que no. Además en los últimos años se han dados pasos adelante, hay muchas presidentas de comisiones. Pero es que hay que tener en cuenta que cuando acaba la jornada laboral, a la mujer le queda otra jornada laboral en casa, más allá de que también creo que en general a las mujeres les gusta estar con la familia y disfrutar de ella. Creo que es una fiesta que se hace alrededor de la mujer, aunque hasta ahora haya estado dirigida por hombres. Se ensalza a la mujer y su belleza. Y las falleras mayores y las cortes de honor no son chicas florero. Es una fiesta de la mujer.

-¿Son diferentes las máscletàs de hombres y mujeres?

-A mí siempre me han dicho que mis mascletàs tienen mas colorido, un toque más femenino. Antes eran más brutas y yo introduje el color arriba y abajo. Creo que más allá del ruido hay algo más de delicadeza.