La situación de Valencia es muy similar a la de Madrid. El ayuntamiento considera que «no se ha llegado a la saturación turística de Barcelona» pero ante el peligro de que se alcance «a corto plazo» ya ha anunciado una serie de medidas dirigidas sobre todo a eliminar la oferta de pisos turísticos sin licencia. En ningún caso se plantea, sin embargo, el veto a nuevas licencias adoptado por el ayuntamiento barcelonés.

La primera teniente de alcalde y concejala de Turismo, Sandra Gómez, anunció la semana pasada que en septiembre se iniciarán conversaciones con la principal plataforma de alquiler de pisos turísticos, Airbnb, para seguir luego con el resto. La propuesta valenciana pasaría por implantar una tasa por cada apartamento que se inscriba en plataformas digitales y por establecer un límite de días que cada inmueble pueda salir al mercado. Además, se exigiría que los pisos estén dados de alta en el registro de la Agencia Valenciana de Turismo.

En caso de que Airbnb no estuviera dispuesta a aceptar las condiciones, el ayuntamiento está decidido a utilizar todas las herramientas que estén en su mano para hacer cumplir sus exigencias, lo que incluye, además de las multas, la posibilidad de clausurar los apartamentos que no se ajusten a la normativa. Como en Madrid y a diferencia de Barcelona, en Valencia el turismo no quita por ahora el sueño a sus habitantes y no figura entre los principales problemas, según el Barómetro Municipal.