El Vaticano optó ayer por la discreción para replicar al acuerdo de la Iglesia de Inglaterra que autoriza a partir de ahora la ordenación de mujeres obispo. Como si no quisiera ahondar en esta trascendental cuestión para no estropear las relaciones con los anglicanos --con los que colabora en ámbitos sociales y éticos--, ayer solo se pronunció el Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, con una nota que recuerda cómo "la doctrina no ha cambiado" y que "Cristo eligió solo a hombres como apóstoles".

Giovanni Maria Evian, director de L'Osservatore Romano, que no es un portavoz de la Iglesia católica, fue más contundente y aseguró que se trata de "una cuestión grave que representa un obstáculo en la vía del ecumenismo, aunque no ciertamente su final". Evian lanzó esta desaprobación en declaraciones al diario La Stampa, y no en el rotativo que dirige, y añadió que "la decisión complica las relaciones con las iglesias orientales y las ortodoxas".

El portavoz Federico Lombardi optó por el silencio y el boletín oficial de la Santa Sede evitó cualquier referencia a la decisión de la Iglesia de Inglaterra, como hicieron también el Servicio de Información (VIS) y las redes sociales vaticanos. Tampoco llevaban la noticia los portales sobre información católica más progresistas y moderados, al contrario que los colectivos más extremistas, que con ironía vaticinaron próximas "cardenalas o cardenalizas" e incluso papisas católicas.

Según John Thavis, redactor jefe en Roma de la publicación estadounidense Catholic News Service, "la ordenación de mujeres obispo plantea un gran problema para la comunión entre católicos y anglicanos", por lo que "el diálogo seguirá pero con sombras".