El pasado mes de abril, la Conferencia Episcopal Española (CEE) anunció la aprobación de un protocolo general para atajar los abusos a menores en el seno de la Iglesia. El secretario general de los obispos, Luis Argüello, explicó en su día que para ponerlo en marcha era necesario que el Vaticano diera su visto bueno. Esa autorización previa de la santa sede todavía no ha llegado, según ha explicado Argüello hoy en Madrid durante un encuentro con los medios convocado por Nueva Economía Fórum.

No es un objetivo insuperable afrontar este problema. Hay que hacer todo lo posible en la prevención y en la formación. La Iglesia española esta haciendo un esfuerzo muy grande. Todavía no hemos recibido el permiso del Vaticano para la norma general en España, ha detallado el responsable de la CEE.

CAUCES PARA DENUNCIAR

Una vez que Roma otorgue la venia al protocolo español, este entrará en vigor. Será público y permitirá la apertura de cauces para todos aquellos que hayan sufrido abusos (en el presente o en el pasado) puedan denunciarlos. Hasta ahora, la CEE no tenía jurisdicción para entrar en cada congregación o en cada colegio religioso para investigar las denuncias. A partir de este decreto, sí. A pesar de todo, Argüello siempre ha defendido que las víctimas de pederastia a manos de eclesiásticos son una minoría y que se producen acusaciones falsas (en un número pequeño) que minan la reputación del religioso imputado.

Es de suponer que el Vaticano, efectivamente, emita su aprobación en breve ya que el Papa firmó hace poco más de un mes una norma en la que se obliga a denunciar cualquier presunto abuso sexual o de poder por parte de un clérigo. El documento establece el procedimiento a seguir en las diócesis y exige celeridad en las investigaciones preliminares. Además, exige a todas las diócesis del mundo la creación antes de junio de 2020 de un sistema accesible a cualquiera que quiera realizar una denuncia, así como la total protección y asistencia a los denunciantes.

Preguntado sobre el celibato al que se someten los religiosos, Argüello lo defendió y ofreció su opinión personal: En el actual momento de evangelización y de confusión antropológica, es singularmente oportuno que la Iglesia mantenga la vinculación entre el amor célibe y el ministerio ordenado.