El Vaticano no está dispuesto a permitir que los musulmanes puedan celebrar el culto en la mezquita de Córdoba, cuyo recinto forma parte desde hace ocho siglos de la catedral de la ciudad andaluza. El presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, el arzobispo Michael Fitzgerald, pidió ayer a los seguidores del islam que "acepten la historia" y les recordó que el Papa visitó la mezquita de los Omeyas de Damasco y rezó ante el mausoleo de San Juan Bautista, "pero no pidió celebrar misa en la mezquita".

Fitzgerald agregó: "Es difícil la convivencia entre cristianos y musulmanes si se pretende remontarse a la historia o pretendiendo la revancha". Para el dirigente católico, a diferencia de los espacios interreligiosos, como las capillas de los aeropuertos, el edificio cordobés "pertenece a una comunidad específica".

El arzobispo, en unas declaraciones a la agencia vaticana Asianews, aseguró que la Santa Sede no ha recibido ninguna petición formal del secretario del Consejo Islámico Español, Mansur Escudero, solicitando el uso de la mezquita para que los musulmanes puedan rezar. No obstante, admitió que Escudero sí había tratado de plantear la cuestión durante un encuentro de representantes del Consejo Pontificio y la Sociedad Islámica de la Llamada del Mundo celebrado en marzo, pero que la demanda no había prosperado porque no figuraba en el orden del día.

Escudero, que exhibió una carta de la alcaldesa de la ciudad, Rosa Aguilar, en apoyo de sus planteamientos, insistió al término de la reunión sobre la cuestión y el arzobispo le respondió que el responsable de decidir sobre la utilización de la catedral era el obispo de la diócesis, Juan José Asenjo.

LA HISTORIA La mezquita de Córdoba empezó a construirse en el año 780 por Abderramán I y fue objeto de sucesivas ampliaciones hasta el 987. La reconquista la reconvirtió en 1.253 en la catedral cristiana.